30 de noviembre de 2009

Barça 1 - Real Madrid 0: partido muy serio en el Camp Nou





1) Figuras. Carles Puyol y Kaká fueron lo más destacado de
sus respectivos equipos.

2) ¡Que te calles! Iniesta no se anduvo con vueltas y mandó a
callar a Cristiano Ronaldo, que se quejó todo el tiempo que estuvo en el campo.


Aunque en el momento en que me dispongo a escribir estas líneas aún no se han cumplido 24 horas del partido jugado entre Barcelona y el Real Madrid, calculo que a estas alturas cualquier persona medianamente decente estará no solo enterada del resultado final sino lo bastante informada de los detalles del encuentro.

Aunque no será uno de los partidos más recordados (ninguno de los dos equipos brilló, apenas hubo situaciones claras por bando y goles no se gritaron más que uno, el de Ibrahimovic que le dio la victoria a los azulgrana), sí hay que señalar que fue un choque vibrante entre dos rivales de muchos kilates. En teoría, esto es lo menos que se puede esperar cuando se enfrentan dos plantillas con tantos recursos y súper estrellas. Pero la historia de los grandes derbys, además de enfrentamientos épicos y de recuerdo imborrable, también está plagada de fiascos. Anoche, afortunadamente, esto último no sucedió.

Si bien se presumía que el Real Madrid se mostraría mucho más sólido que en las últimas presentaciones, la imagen que dejaron ayer los dirigidos por Pellegrini, sobre todo en el primer tiempo, fue incluso mejor de la que se esperaba.

Cuando más se echaba en falta ese Madrid imponente e intimidante prometido por la chequera de Florentino Pérez y que en lo que llevaba de temporada apenas si se había insinuado un par de veces ante rivales menores, el conjunto merengue decidió hacer acto de presencia justo en el lugar más señalado: el campo de su eterno rival, actual monarca en ejercicio del fútbol mundial.

En una disputada primera parte, los madridistas controlaron el partido y dejaron la mejor imagen. Y si no se fueron con ventaja en el marcador, fue por el acierto de Víctor Valdés ante Cristiano Ronaldo, quien dispuso de una inmejorable situación luego de una magnífica asistencia de Kaká. Y por la soberbia actuación de Carles Puyol, que salvó in extremis dos goles cantados arrojándose como un poseso, primero a los pies de Marcelo y luego a los de Higuaín, para tapar sendos remates y cuando el gol parecía algo inevitable. No por nada fue el más elogiado por su técnico y compañeros al terminar el encuentro.

Del lado del Madrid lo mejor coincidió, y no por casualidad, con el mejor partido de Kaká desde que llegó a la Casa Blanca. Aunque está aún lejos de la brillantez y la regularidad que exhibiera en el Milan, el ex futbolista del São Paulo y Balón de Oro en 2007 empieza a dar señales de querer volver por sus fueros.

En el segundo tiempo se desinfló Kaká y con él todo el Madrid; y aunque el Barcelona llegó a jugar media hora con un hombre menos por la expulsión de Busquets, fueron los de Guardiola los que contaron con las mejores ocasiones, como esa que falló Messi ante Casillas cuando el partido ya se moría.

Al final, resultado, expulsiones y merecimientos aparte, uno se queda con la sensación de haber visto un partido entre dos rivales que estuvideron a un nivel muy serio y que seguramente saldrán reforzados del choque. El Barça por haber ganado con uno menos, arrebatándole de paso la punta del campeonato a su rival de ayer. Y el Madrid porque al fin ha estado a la altura de lo mínimo que se espera de un equipo con su historia y actual plantilla.

Lo irritante: las continuas y exageradas quejas de Cristiano Ronaldo, como siempre más pendiente de sí mismo y de influenciar al árbitro con sus reclamos y mohínes constantes. El Llorón de Oro y el FIFA World Quejica son todos para él este año.

Lo memorable: la reacción de Iniesta cuando Cristiano Ronaldo lo acusó de piscinero y de fingir una falta. El habitualmente imperturbable Iniesta se le fue al humo a la prima donna portuguesa y la mandó callar. Consultado luego por los periodistas, el crack culé se justificó diciendo que C. Ronaldo no es precisamente el más indicado de acusar a los demás de fingir o exagerar faltas. Beso y medalla para Iniesta.
(Click aquí para ver el momento en que Iniesta se encara con C. Ronaldo)

29 de noviembre de 2009

The Damned United. Cuando el fútbol era cosa de hombres







1) Afiche de la película The Damned United, que
narra parte de la vida del DT inglés Brian Clough.


2) A la izquierda, el Brian Clough real. Al lado, el Clough que aparece
en la película, interpretado por Michael Sheen (el mismo de
Nixon/Frost).

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"Si Dios hubiera querido que el fútbol se jugara en
las nubes, no habría puesto hierba en el suelo"
(
Brian Clough, director técnico inglés).

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En algún momento y en alguna parte de este intento de blog escribí que sus contenidos estarían referidos mayormente a asuntos fobalísticos, aunque no sería ésta la única temática que se abordaría. Tímidamente, insinué que también habría lugar para otras cosas, como cine, libros, música, otros deportes, y lo que fuera surgiendo. Finalmente, hoy me he decidido a escribir de cine. Pero como la cabra tira al monte, la película en cuestión trata, como no, de fútbol.

Dicho esto, haré algunos apuntes sobre The Damned United, película que narra buena parte de la vida deportiva del legendario director técnico inglés Brian Clough y que pasó sin pena ni gloria hace unos meses por los cines españoles (cuando la fui a ver, era el único en la inmensa sala). La cinta, dirigida por Tom Hooper, se centra en los humildes inicios de Clough, un ex delantero reconvertido en DT que inicia su carrera en los banquillos dirigiendo al Derby County, por entonces un más que modesto equipo de la segunda división inglesa.

A diferencia de lo que suele ocurrir con las películas “de fútbol”, que la más de las veces fallan estrepitosamente a la hora de retratar el espíritu del juego, de lo que hacen y viven sus protagonistas, The Damned United tiene sus principales logros justamente en la verosimilitud que transmite en estos puntos.

Ambientada en los años 60 y 70, refleja la ambición desmedida de Clough por ser alguien en el fútbol (es fundamental la relación de amor-odio que establece Clough con el también legendario técnico Don Revie, auténtica leyenda por entonces entre los preparadores británicos) así como unas maneras de ser, entender y vivir este deporte que tal vez se hayan perdido para siempre. Al menos en lo que al fútbol profesional se refiere.

El fútbol y los futbolistas que muestra la película son de cuando el balompié todavía era una cosa de hombres. Una época en que un futbolista era igual de fiero, rudo e iletrado que un estibador del puerto; días en los que los jugadores acumulaban en la piel cicatrices y magulladuras varias (auténticas marcas de guerra) y no artísticos tatuajes de vírgenes e ideogramas chinos y árabes como ocurre en la actualidad.

A diferencia de lo que sucede hoy día, en aquel entonces los futbolistas no ocupaban su tiempo en depilarse cejas y piernas, y mucho menos en teñirse el pelo y echarse perfume para salir al campo de juego. En aquellos años para que uno se quejara al árbitro antes tenían prácticamente que haberle arrancado la mandíbula. En cambio hoy si a un futbolista le quitan la vincha o lo despeinan, el damnificado rápidamente sale corriendo detrás del árbitro chillando como si hubieran intentado violarle.
Aquel era un tiempo en que la delación dentro del campo todavía era algo censurable y no un mérito.

Viendo The Damned United uno no puede evitar sentir nostalgia. Y, en mi caso al menos, no puedo evitar sentir cierta impotencia: ¡cómo me hubiera gustado ver a Cristiano Ronaldo y a Gago sufrir el rigor de los marcadores de entonces! ¡Hubieran renunciado al segundo partido para dedicarse a jugar a las muñecas el resto de sus vidas!

Aunque no es una joya, la película vale la pena. Muestra la ambición de Clough, su dedicación por entero al fútbol, su obsesión total. Un tipo que pensaba, hablaba y transpiraba fútbol a todas horas (y que bebía como un cosaco, todo hay que decirlo). Pero además era una rara avis para su tiempo y entorno: sus obsesiones eran el fútbol de ataque y el buen juego; el fútbol jugado con buen gusto y con el balón a ras del piso. No por casualidad una de sus frases más celebres es la siguiente: "Si Dios hubiera querido que el fútbol se jugara en las nubes, no habría puesto hierba en el suelo".

En eso, podemos decir que era de la misma familia del Loco Bielsa y Pep Guardiola, dos de las figuras más admiradas en esta humilde casa.

The Damned United muestra el fulgurante ascenso de Clough y su igualmente poderosa (aunque por suerte no definitiva) caída. Impagable ese momento en que dirigiendo al Derby County en segunda división, le toca recibir de local al todopoderoso Leeds United (el Manchester United de la época) en partido correspondiente a la F.A. Cup (similar a la Copa del Rey española). Clough, hasta ese momento ferviente admirador del DT del Leeds, Don Revie, y consciente de que todo el país centraría al menos por una vez los ojos en el modestísimo Derby County, se encarga él mismo de dirigir las obras de mejora en la cancha y en las instalaciones del club para recibir al poderoso equipo rival.

En la película, en lo que no sé si es una reproducción tal cual de lo que ocurrió en la vida real o una simple licencia del guionista, Clough aparece el día del partido colocando en el vestuario visitante, en el lugar correspondiente a cada jugador, una toalla recién lavada, una naranja y un cenicero: entonces se suponía que todos los futbolistas fumaban y eso no constituía problema alguno. El zeitgeist de aquellos días era muy diferente al actual.

Aunque en términos reales no ha pasado tanto tiempo, los años de Clough en el Derby County constituyen la prehistoria si lo comparamos con el hiperprofesionalizado fútbol actual en el que los futbolistas son atletas millonarios que se asemejan más a las estrellas del cine y el pop que a los duros marineros, como ocurría antaño.

Al infinito y más allá

Bajo las órdenes de Brian Clough, el Derby County consiguió subir a primera división y el mismo año de su ascenso logró el campeonato derrotando al poderoso Leeds United. Brian Clough alcanzó la gloria y fue elegido seguidamente por el mismísimo Leeds para reemplazar a Don Revie cuando este fue nombrado seleccionador de Inglaterra. Lo de Clough en el Leeds fue desastroso: duró apenas 44 días. Los futbolistas le hicieron una cama en toda regla y Clough fue despedido. Volvió al fútbol de ascenso y empezó nuevamente de cero.

Todo esto se muestra en la película. Pero de manera inexplicable, el film no se explaya en la posterior y todavía más gloriosa trayectoria de Clough: dirigiendo al Nottingham Forest consiguió ascenderlo a primera división y lograr nada menos que un campeonato de la Liga inglesa y dos Copas de Europa (hoy conocida como Champions League). Hasta la fecha, el Forest sigue siendo el único equipo que tiene más Copas de Europa ganadas que ligas locales.

En la película tampoco se cuenta que Clough, además de ser alcohólico, amante del fútbol espectáculo y un punto excéntrico, era también un comprometido hombre de izquierdas. Secundó varias huelgas no solo de palabra, sino que participó en persona en varias manifestaciones contra el gobierno de Margaret Tatcher por los despidos masivos que se realizaron en numerosas fábricas durante el mandato de la Dama de Hierro. Clough llegó incluso a donar parte de su sueldo para beneficio de los trabajadores en paro.

No sabemos si el director Tom Hooper no contó todo esto porque no lo encontró lo suficientemente relevante o porque decidió guardarse esa parte de la historia para una segunda película. Pero lo cierto es que en Hollywood no hubieran desperdiciado semejante material para filmar una de esas biopic que tanto gustan en la industria cinematográfica estadounidense.

Para saber más acerca de Mister Brian Clough y disfrutar leyendo, aquí tienen un texto al respecto firmado por el gran Enric González, otra de las debilidades de la casa.

Y por una vez, siempre y cuando no la consigan en su video club, voy a alentar la piratería: bájense la película, seguro que la van a disfrutar.


Ficha de la película:
Click aquí para trailer en español.
Click aquí para trailer en inglés.
Click aquí para ir a la web oficial.

The Damned United

Año: 2009.
Duración: 97 min.
Director: Tom Hooper.
Guión: Peter Morgan (Novela: David Peace).
Música: Robert Lane.
Fotografía: Ben Smithard.
Reparto: Michael Sheen, Jim Broadbent, Timothy Spall, Joseph Dempsie, Stephen Graham, Colm Meaney, Maurice Roëves, John Savage, Keiran Waite.
Productora: BBC Films / Left Bank Pictures / Screen Yorkshire.

26 de noviembre de 2009

Volvió el saltimbanqui



Demagogonaldo. En su regreso CR bailó, saltó
y sólo le faltó cantar de cara a la tribuna. En cuanto
a lo que se dice jugar al fútbol, no dio casi señales.

Jugaba ayer el Real Madrid en el Bernabéu contra el F.C.Zurich sabiendo que aunque ganara, gustara y goleara, saldría perdiendo en su comparación con la estelar actuación del Barcelona de la noche anterior. Después de todo, si quiere ganar al Barça tiene que hacerlo sobre el césped. Y este domingo tendrá la oportunidad cuando visite el Camp Nou. Otra cosa es que consiga hacerlo.

Anoche el conjunto de Pellegrini tenía que ganar para no complicarse la clasificación a los octavos de final de Champions League, y lo hizo: 1-0 con gol de Higuaín. Pero sigue sin enamorar a sus seguidores.

Además de una nueva actuación floja del equipo merengue, lo más destacado fue el regreso de Cristiano Ronaldo, luego de estar casi dos meses fuera por lesión. Y aquí viene lo más llamativo de todo a mi entender: si hacemos caso de los periódicos y de los informativos de televisión, los escasos 20 minutos que estuvo sobre el campo le valieron al portugués para ser el mejor del encuentro. Es cierto que el resto de futbolistas blancos estuvo lejos de tener un desempeño brillante y que del lado suizo solo el portero tuvo una actuación un tanto reseñable. Pero de ahí a decir que lo de Cristiano fue bueno hay un trecho.

Al luso le sobran ímpetu, músculos y ganas de fardar, y le falta un poco de inteligencia futbolística (aún así es uno de los jugadores más determinantes del mundo). Ayer volvió a mostrar su versión más fútil y demagoga. Salió como caballo desbocado y se puso a tirar, sin ton ni son, bicicletas, amagues e intentos de regate de lo más absurdos y en los lugares donde menos daño puede hacer: en la mitad del campo, sobre alguno de los costados y generalmente cuando devolverla al primer toque era la opción más razonable para el progreso del juego de su equipo. Sabedor de que todos los ojos y las cámaras lo seguían, Cristiano se puso a hacer movimientos eléctricos que poco tienen que ver con el fútbol de verdad y que se acercan más a los juegos malabares, tipo esos que hacen los chinos, malayos e indonesios con esas pelotas pluma, similares a las de badmington (se llama fútbol pluma o Jianzi. Click aquí para ver cómo juegan, al mejor estilo Cristiano Ronaldo, unas jubiladas en Beijing. Tremendas las señoras).

En resumen, puras balas de fogueo, juegos de artificio que solo deslumbran a los muy niños y a los muy bobos. Es tal el afán de protagonismo y de chupar cámara de este chico que, de no haber sido futbolista, seguramente habría terminado siendo carne de reality shows al estilo Gran Hermano.

Lejos, muy lejos de eso está el juego que practica Lionel Messi, por ejemplo, quien no hace cosas para la galería. Messi la recibe y sólo piensa en complicarle la vida al contrario. Todos sus movimientos tienen un solo objetivo: hacer daño al rival. Messi no piensa en la tribuna, ni en los ohhhh de la gente, ni en la tapa de los periódicos. Por eso insisto en que no se los puede comparar. Por suerte para los argentinos y los culés, la Pulga es mucho más jugador.

Anoche lo más exasperante de todo fue una jugada en la que Cristiano la recibió en tres cuarto de cancha. Como no tenía ningún compañero cerca y sí dos o tres rivales, se fue hacia la derecha y luego giró hacia atrás. Para no perder el balón, se la debía dar a un compañero. Un trámite, un pase de lo más normal en un lugar de la cancha casi intrascendente. Y el salame lo que hizo fue intentar pasarla de rabona. Conclusión: la pelota fue directo a los pies de un rival, que inició el contraataque. Pero lo peor es que hoy en los informativos de la tele se sucedían los resúmenes donde, como muestra del talento que supuestamente desparramó Cristiano en esos 20 minutos, recopilaban las bicicletas, pases de taquito ¡y hasta la rabona fallida! De hecho, de la rabona solo editaron el momento en que golpeó la pelota pero no mostraron -ni dijeron- que terminó en los pies del rival. Solo que volvió Cristiano y fue el mejor (y no lo fue. Higuaín y Kaká, sin jugar bien, aportaron más que CR). El ex del Manchester "nos regala" una performance más propia de un saltimbanqui que de un futbolista y resulta que es el mejor de la cancha. (Click aquí para ver el reportaje de TVE sobre la actuación de Cristiano, rabona incluida).

En fin, ya sabemos cómo influyen a veces los medios con su manipulación (tanto que hay gente que todavía cree que Gago es un buen jugador).

Seguro que Cristiano estará más centrado el domingo cuando visite el Camp Nou y el Madrid será un equipo radicalmente diferente al de anoche. O no.

25 de noviembre de 2009

Lección del Barça frente al Inter


Satisfacción. Guardiola retiró a Iniesta pocos minutos antes de la
finalización del partido para que el Camp Nou ovacionara al de
Fuentealbilla.
La cara de Pep lo dice todo. (Foto Diario Marca).


Partidazo anoche del Barcelona ante el Inter. Partidazo de Andrés Iniesta, que parece haber recuperado el nivel luego de una larga lesión.

Llegaba el Barça a la cita de anoche sino cuestionado, sí con la soga casi al cuello: de perder anoche podría haber quedado eliminado de la Champions. “El actual campeón eliminado en primera vuelta”. Ese hubiera sido el titular de hoy, una noticia demasiado dura para los culés, sobre todo cuando faltan pocos días para el derby con el Real Madrid.

Aún sin Ibrahimovic y Messi, el equipo de Guardiola se bastó para darle un repaso a un decepcionante Inter, que prácticamente no inquietó a Víctor Valdés en toda la noche. No hubo noticias de Eto’o en su morboso regreso al Camp Nou. En su defensa hay que decir que el Inter no fue capaz de generar una jugada medianamente decente para que sus delanteros intentaran aprovecharla. Que se lo pregunten sino a Diego Milito, que se fajó todo el tiempo que estuvo en el campo con los defensas azulgrana. Se tiró a los costados, jugó de pivote, y hasta probó de lejos, recurso que él mismo ha admitido que no es su fuerte. Se fue reemplazado en la segunda parte por Balotelli, totalmente exhausto.

Además de disfrutar con Busquets, Iniesta y algunas perlas de Xavi (para enmarcar el pase que le da a Dani Alves en la jugada del segundo gol), el partido también dejó otras lecturas. Como la flojera de Maicon. Titular indiscutible para Dunga en la selección brasileña, Maicon pasa por ser uno de los mejores laterales derecho del mundo. A diferencia de Dani Alves, a quien tiene relegado a la suplencia en la Canarinha, el lateral del Inter no destaca por su carácter ofensivo sino por lo contrario, por su capacidad defensiva. Lo he visto muchas veces a Maicon y, sin que me parezca un mal jugador, tampoco he conseguido advertir las muchas virtudes que sus admiradores le asignan. Para mi es un jugador correcto y poco más. Y a veces, como anoche, ni eso. Ayer firmó un muy mal partido. Falló justamente en lo que se lo considera uno de los mejores: en la defensa. Tuvo responsabilidad directa en los dos goles: no presionó suficientemente en la marca a Henry cuando éste peinó la pelota para el gol de Piqué y, en la jugada del segundo gol, ni siquiera intentó rechazar el centro de Alves o estorbar al menos a Pedro para que no rematara con tanta comodidad.

Aunque se ha vuelto algo cada vez más habitual, no deja de sorprender que jugadores de élite cometan errores tan básicos, que se salten el abecé del juego. En este caso, defensores que no saben defender.

Para más y mejores detalles sobre el partido, leer la crónica de Ramón Besa en El País.

23 de noviembre de 2009

España-Argentina: de talento y conitos


La Pulga lo grita. Messi festeja el gol del empate transitorio.
Increíblemente, en Argentina el rosarino es siempre un hombre
bajo sospecha.



Iniesta sobre patines. Así juega el del Barça, deslizándose,
siempre rodeado de contrarios. Demichelis todavía no llega con

la guadaña e Iniesta ya descargó el balón y se está saliendo de
la zona. Gago, como siempre, la mira desde fuera.



Así como en el barrio el que tenía los botines y las medias Adidas no era el que mejor jugaba, ni el arquero que tenía guantes Reusch era el que mejor atajaba, hacer el calentamiento previo a un partido ejercitándose en un espacio delimitado con conitos de plástico tampoco asegura la victoria. Pero hay veces en que puede decirse que la anticipa o la presagia. O, al menos, da indicios que permiten hacer conjeturas sobre el estado y concentración de un equipo y los de su rival.

El sábado 14 de noviembre se enfrentaron las selecciones de España y Argentina en el estadio Vicente Calderón (victoria 2-1 para los locales). Y puede decirse que esa noche los españoles empezaron a ganar el partido desde que saltaron al terreno de juego para hacer movimientos de calentamiento. Media hora antes del inicio del partido, todos los jugadores del plantel español salieron al césped a calentar. Junto a un lateral se quedaron los suplentes, mientras que los que serían titulares se dirigieron al otro acompañados del preparador físico, que minutos antes había dispuesto en esa zona, con la ayuda de un colaborador, una serie de conitos muy chatos y de color rojo repartidos espaciadamente. Los futbolistas llegaron y comenzaron de manera automática una serie de ejercicios (saltos, carreras a distintas intensidades, eslaloms) bajo la atenta mirada del preparador. Al mismo tiempo, Casillas y Pepe Reina se ejercitaban con el preparador de arqueros.

Después de las carreras y los saltos, los jugadores pasaron a los ejercicios con pelota. Se pasaron varios minutos tocando el balón a no más de dos toques por jugador (lo que en España se llama hacer un rondo y en Argentina hacer un loco). Recién en ese momento, cuando los españoles ya llevaban 10 minutos calentando, se asomaron por el túnel los jugadores argentinos. Con una mezcla de parsimonia y displicencia, hicieron elongaciones y algunas carreras de baja intensidad y se volvieron al vestuario sin tocar siquiera la pelota.

Las consecuencias se vieron luego en el partido: España se adueñó del balón, lo controló en todo momento y, sobre todo, supo cómo jugarlo: a un toque, con velocidad y precisión, con los jugadores mimando el cuero y tirando paredes y desmarques todo el tiempo. Por el contrario, los argentinos se dedicaron a la pierna fuerte, se replegaron en su campo y cada vez que les caía la pelota, no sabían qué hacer con ella. Las explicaciones a las diferencias en el trato del balón son muy sencillas: en España los encargados de dirigir el juego eran Xavi y Xabi Alonso, que se combinaban constantemente con Busquets, Iniesta y Silva. En Argentina, el balón lo jugaban principalmente Heinze y Demichelis y el conductor era, se supone, Gago (¡horror de jugadores!).


Recientemente, y a propósito de las sorprendentes y excesivas críticas que recibe Messi en Argentina cada vez que juega con la selección, un columnista del periódico La Vanguardia escribió: "Las críticas a Messi demuestran que en la última década los argentinos no solo han perdido poder adquisitivo sino también buen gusto fubolístico". Ese apunte dice mucho de cómo se entiende el fútbol (y a los futbolistas) en la Argentina de hoy en día.








A la Argentina de Maradona no le quita el sueño ser la dominadora de sus encuentros, pero tampoco se anima a salir del armario y asumir su lado italiano, su identidad de equipo defensivo y contragolpeador






Si Argentina aspira a ser dominador en los partidos que juega, debe entender que para conseguirlo debe tener la pelota y saber qué hacer con ella. Pero la pregunta que surge es: ¿Quiere verdaderamente eso la selección de Maradona? Por lo que se vio desde que asumió hace más de un año, Argentina apuesta por replegarse en su campo cerca del arquero, volviéndose un equipo áspero que prefiere jugar al contragolpe. Es una opción poco agradable estéticamente y que no hace justicia al buen fútbol que supuestamente prefiere la mayor parte de los argentinos. Aún así, no deja de ser una opción tan válida como otras. El tema es que Argentina tampoco parece hacerse cargo plenamente de esta identidad de equipo defensivo y contragolpeador.

El resultado es un equipo indefinido, que no quiere asumir el protagonismo de los partidos (aunque la gente y la historia se lo piden) pero que tampoco se anima a salir del armario y significarse por entero en su versión “italiana” o bilardista.

En definitiva, es un conjunto sin ideas, indeciso, que no sabe qué hacer en la cancha y, a poco que lo superan, empieza a repartir leña, a protestarle al árbitro por cualquier cosa y a tejer conspiraciones trasladando la culpa a terceros (“Que la sigan mamando los anti-argentinos”, dijo este; “Vos sos contra mía”, dijo el anterior).


UNA CUESTIÓN DE TALENTO

La diferencia principal que existe entre las selecciones de España y Argentina es el bagaje, la cantidad de talento con el que cuentan una y otra. En España, hasta los defensores la sacan jugando y tienen un más que aceptable control de la pelota. El mediocentro debe ser, sin exagerar, el mejor del mundo. Y su delantera no desmerece. En Argentina, exceptuando Messi, los jugadores más dotados para manejar el cuero y los tempos del partido, y que tienen mayor capacidad de desequilibrio, estaban en el banco de los suplentes: Aimar y Perotti.

Del resto de convocados, la gran mayoría son jugadores mediocres, grises (Maxi Rodríguez, Ansaldi, Lavezzi, Coloccini), alguno con talento pero que no acaba de explotar (el Kun Agüero) y otros que garantizan entrega aunque sería deseable que también aportaran algo de fútbol (Tévez).

Y en esto, lógicamente, tienen que ver los seleccionadores. Si España juega como juega y cuenta con los jugadores con los que cuenta, es porque el seleccionador convoca a esos jugadores y no a otros con características distintas. La Roja se pasó varios años a la deriva, con una enorme confusión identitaria: no sabía si quería ser toro o torero. Después de mucho experimentar, decidió ser torero. Argentina, en cambio, parece la España de años atrás. No apuesta por jugadores de buen pie, que sepan manejar la pelota. Al menos, no se seleccionan a muchos con esas características.

Son dos maneras radicalmente diferentes de entender el fútbol.

Ahora, ¿significa esto que con jugadores con los pies cuadrados no se puede hacer un equipo ganador? En absoluto. Hay muchísimos ejemplos de equipos ultradefensivos que han ganado los títulos más importantes. La Argentina de Bilardo que ganó el Mundial del ’86 y fue subcampeona en el ’90, fue de lo más mediocre que se recuerde. Salvo Maradona, el resto eran jugadores de normalito para abajo (Passarella no jugó en México y del resto solo Valdano y Caniggia destacaron –y tampoco demasiado- en Europa). La Grecia que ganó la Eurocopa del 2004 o la Italia que se llevó el Mundial de 2006 son claros ejemplos de que se pueden armar equipos sólidos, muy difíciles de derrotar y que hasta pueden resultar ganadores (y mortalmente aburridos, a no olvidar).

Pero si me tengo que sentar delante de la tele, o comprar una entrada para ir al estadio, prefiero equipos que jueguen como España, equipos que quieren ser protagonistas y que salen a buscar la victoria sin especular y sin que le importe el rival que tienen enfrente. Equipos como el Barcelona de Pep Guardiola, como los que dirige el Loco Bielsa, o como aquel maravilloso São Paulo de Telé Santana.

Sinceramente, no creo que esta selección argentina termine apostando por el fútbol de toque y buen juego (el tiki taka español). A menos que se le ocurra a Maradona poner en la cancha a Messi, Aimar y Perotti y alguno más, y les de libertad total para divertirse. Recién ahí, tal vez, los hinchas de la selección también nos podamos volver a divertir.


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PD: del partido España-Argentina no quiero comentar mucho, salvo que nos dieron un repaso y un baile que pudo ser mayor si no hubieran levantado el pie del acelerador. Al no haber sido un partido por puntos, puede tener su lado bueno: aprender de cómo juegan y copiarles. O al menos, aprender a cómo pararlos por si nos toca jugar con ellos en el mundial.

Y de gran parte de los hinchas argentinos, poco por decir: provocaron vergüenza ajena con su conducta; faltando el respeto a la gente, no hicieron más que reforzar los prejuicios negativos que algunos puedan tener contra los argentinos. Y eso que no había barrabravas “oficiales” como sí habrá en Sudáfrica, auspiciados por el Gobierno K (la “ONG” Hinchadas Unidas Argentinas la conduce un “dirigente” kirchnerista de Quilmes que está recaudando fondos para el viaje. Como se trata de Argentina, sabemos que esos fondos serán cubiertos por el gobierno. Es decir, dinero de todos los argentinos será entregado a esta gente. Por lo tanto, seguiremos exportando la mejor cultura del país. Nada raro, si consideramos que los iluminados de este mismo gobierno eligieron a Perón, Evita y Maradona como emblemas para representar la cultura argentina ¡en la Feria del Libro de Frankfurt del año que viene! (click aquí para más info) Por lo visto, el país sigue desarrollando ese concepto tan sui generis de reparto de la riqueza y de la igualdad de oportunidades: fútbol gratis -bancado con dinero del Estado- y turismo de lujo para barrabravas amigos. Mientas Obama y el propio Lula apuestan por las energías renovables y la economía del conocimiento, en Argentina se le da cada vez más dinero y poder a sindicalistas como Hugo Moyano y se consolidan las prácticas clientelistas).