20 de julio de 2010

Fútbol y religión: del pulpo Paul al padre Paul


Fe y convicción. Hay quienes tienen la certeza de que Dios existe.

Que el ser humano necesita creer en algo es un axioma que pocos se atreverían a refutar. El hombre tiene la imperiosa necesidad de creer en algo, lo que sea, que le dé sentido a su existencia o que al menos le sirva de refugio o de protección. De ahí que desde que comenzara a poblar el planeta el ser humano haya dedicado buena parte de su tiempo a adorar casi cualquier cosa.

Esa predisposición a creer en algo o alguien superior ha sido el origen de las religiones y su principal fuerza motora. Pero a lo largo de la historia la religión (en singular o en plural) ha tenido tanto seguidores como detractores. Por citar a algunos de éstos últimos, se puede nombrar a varios de los más destacados filósofos alemanes del siglo XIX (Immanuel Kant, Karlx Marx, Friedrich Engels) que fueron quienes con más insistencia comenzaron a decir aquello de que la religión era “el opio de los pueblos”.

En el siglo XX esta frase le hizo lugar al fútbol, que pasó a ser “el nuevo opio de los pueblos”. La nueva máxima fue acuñada no se sabe muy bien si queriendo demostrar que los pueblos se habían convertido decididamente en politoxicómanos, o que la filosofía se había vuelto repetitiva, escasa de ideas y con tendencia al autoplagio.

De cualquier manera, cabe destacar que el emparejamiento entre fútbol y religión ha sido fértil y suscitado todo tipo de comparaciones. Desde los estadios vistos como las catedrales de los paganos, hasta las misas multitudinarias como una prefiguración de los millones de espectadores que, bien sea en el estadio o a través de los medios de comunicación, siguen los partidos de sus equipos preferidos.

El fútbol y algunas religiones coinciden además en que sus seguidores -que a veces comparten ambas aficiones- profesan la admiración por figuras variadas, son proclives al fanatismo y a la formulación de promesas de obligado cumplimiento, y disponen de deidades varias y un amplio santoral que, gracias a las modernas técnicas de marketing, no paran de crecer.

La mezcolanza es tal que hay quienes no dudan en decir que para ellos “el fútbol es como una religión”, o bien que su religión “es el fútbol”. En cualquier caso, fútbol y religión constituyen antes que nada actos de fe, sobre todo viendo la clase de jugadores y de sacerdotes que algunos equipos y parroquias pueden llegar a tener. En esos casos sólo un profundo sentido de la fe y un muy marcado sentido de la fidelidad pueden evitar el abandono masivo de sus seguidores. A fin de cuentas, cada uno cree en lo que quiere o en lo que puede.

Loco por el fútbol

Hay personas, como el holandés Paul Vlaar, que están convencidas de que los muchos puntos en los que se tocan fútbol y religión no pueden ser más que buenos y que hay que aprovecharlos. Vlaar es (aunque es probable que a esta altura esté a punto de dejar de serlo) un sacerdote al que le gusta mucho el fútbol. Y como a todo buen aficionado holandés a este deporte, el pasado domingo 11 de julio se le presentaba como un día muy especial. La selección nacional disputaría esa noche, ante España, la final de la Copa del Mundo por tercer vez en su historia.

El bueno de Paul - que no tiene las dotes adivinatorias de su tocayo el pulpo, a quien hay quienes lo veneran casi como a un dios infalible- no tuvo mejor idea que decorar la iglesia con motivos futbolísticos para dar la misa ese domingo. Pero el párroco no se contentó con poner unos tulipanes en honor a su selección, que es conocida con ese mote, ni con colocar guirnaldas naranjas, color que identifica al combinado holandés. El padre Paul no sólo apareció vestido con una sotana naranja sino que dispuso junto al altar ¡un arco, con red y todo, en el que llegó a ponerse de arquero para intentar detener un penal lanzado por un feligrés! ¡Si hasta se llevó una Jabulani a la iglesia! .... Y luego dicen que ir a misa es aburrido.


Sólo le pido a Dios. El padre Paul ofició la que llamó Misa del
Mundial de Fútbol. Rezó para que ganara Holanda, pero no le alcanzó.


Las crónicas periodísticas que registraron esta noticia hablan de que los asistentes se fueron felices a casa tras la misa: seguramente se la prometían felices de cara al partido y nada sospechaban de que horas después los supuestos futbolistas holandeses terminarían ofreciendo una exhibición de artes marciales, confundiendo el verde del césped del estadio Soccer City con el verde de algún tatami.

A quienes no les han hecho ni pizca de gracia las ocurrencias del padre Paul (y suponemos que tampoco las del pulpo Paul, que había anticipado la derrota de los holandeses) ha sido a los responsables del Obispado de la región, quienes al enterarse de lo sucedido decidieron suspender a Vlaar y lo invitaron a que reflexionara sobre su conducta.

Pero ¿qué habría pasado si Holanda no hubiese perdido el partido y se hubiese consagrado ganadora del mundial? ¿Lo habrían suspendido igualmente al padre Paul? Tal vez los mandamases del obispado consideraron que el padre Paul fue gafe y decidieron descargar su frustración por la derrota suspendiéndolo de sus funciones. O quizás lo que les molestó es que no los hubiese invitado a participar del picadito en un escenario tan distinguido como la casa del Señor.

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15 de julio de 2010

El pueril encanto de los diarios deportivos

Tanto en España como en Argentina (y calculo que la situación será también muy parecida en otros países) el periodismo deportivo, especialmente el escrito, es de nivel malo tirando a lamentable. Hablamos de los periódicos exclusivamente deportivos como MARCA, Olé, As, Canchallena o Mundo Deportivo. Otra cosa son las páginas de deportes de los diarios generalistas (excelentes las de El País, bastante buenas las de La Vanguardia, correctas las de El Mundo).

Decíamos que la prensa deportiva es lamentable en sentido periodístico. En cambio es sublime en lo que hace al entretenimiento, a la provocación de la vergüenza ajena y a la concepción del público como una masa de subnormales que sólo busca chismes, polémicas de toda índole, mujeres semidesnudas, exaltación de los colores con los que se identifican y noticias absolutamente banales. Y muy errados no parecen estar: el diario MARCA, el máximo exponente de esta tendencia, es el periódico que más se vende en territorio español. Su tirada supera por mucho a los diarios generalistas.

"Que no se sorprenda nadie si la semana que viene el MARCA nos muestra a CR9 cenando con el Pulpo Paul o jugando al truco con Mickey Mouse en Eurodisney. Todo con tal de hacer olvidar las críticas"


Con sede en Madrid, el MARCA se identifica con los colores del Real Madrid. Exageradamente parcial, es prácticamente un órgano de propaganda del club de Chamartín y de Florentino Pérez, su actual presidente. Para los del MARCA todo lo que Pérez hace es correcto. No hay lugar para la crítica. Y sí para la defensa a ultranza de todas las decisiones que éste toma, como los fichajes de futbolistas.

El verano pasado el Real Madrid pagó la cifra récord de 96 millones de euros por la compra del futbolista portugués Cristiano Ronaldo. Además de por sus habilidades como deportista, Pérez fichó a Ronaldo por otros motivos. Estaba convencido de que asociar la marca del Real Madrid con el nombre de Cristiano sería un éxito en términos económicos y de marketing. En el MARCA consideran a Cristiano una marca en sí mismo. Por eso, cuando se refieren a él lo hacen escribiendo CR9, conjunción derivada de las siglas del nombre del jugador y del número que lleva en su camiseta.

El domingo pasado el MARCA salió a la calle con una de esas portadas que hacen historia y que bien merecerían un espacio destacado en una hipotética antología del absurdo. Ese día España disputaba por primera vez en su historia la final de un mundial de fútbol. Día grande para el balompié español, por tanto.

La tapa del MARCA, lógicamente, le dedicó casi todo su espacio a esta noticia. Pero sabedores de que una portada debe reflejar realmente las noticias de mayor importancia, la dirección del periódico reservó un hueco para contarle al mundo nada menos que ¡¡¡CR9 se había pintado las uñas de los pies!!!

Muy relevante ¿no creen? La portada de debajo habla por sí sola.



Desde el entorno de Cristiano Ronaldo (y al MARCA se lo puede considerar de su entorno, ya que está a su servicio) ya no saben cómo minimizar las críticas que el oriundo de Madeira ha recibido por su intrascendente actuación en el mundial de Sudáfrica.

Pocos días después de la eliminación de Portugal y cuando arreciaban los comentarios negativos contra el delantero madridista, se dio a conocer, por sorpresa, que había sido padre vía madre de alquiler. Días después, las noticias tenían que ver sobre su encuentro con su supuesta novia, una modelo rusa, en New York. Y el domingo pasado nos desayunamos con la nueva tonalidad de las uñas de sus pies. Que nadie se sorprenda si la semana que viene el MARCA nos muestra a CR9 cenando con el Pulpo Paul o jugando al truco con Mickey Mouse en Eurodisney. Todo con tal de hacer olvidar las críticas.

Esta parece ser la fórmula del éxito, si juzgamos la tirada en papel y a eso le agregamos las visitas de Internet: durante este mes de mundial, MARCA ha registrado más de dos millones de visitas.

Aunque las páginas de estos periódicos apenas valen, casi en su totalidad, para "el arte de envolver pescado", no se puede negar que estos diarios deportivos cuentan también con periodistas de justificado prestigio, como es el caso de Santiago Segurola, que escribe en el MARCA. De todas formas conviene tener claro que al MARCA y a diarios similares no hay que considerarlos como prensa seria sino como productos de simple y cutre entretenimiento. Vienen a ser el equivalente masculino de las revistas del corazón que imperan en las peluquerías femeninas. En España no hay bar ni cafetería, de esas frecuentadas mayoritariamente por hombres, que no tenga algún ejemplar de la prensa deportiva.

Pero también esta la otra cara. Hay webs como Anti-marca.com y La libreta de Van Gaal que se dedican a buscarle los defectos y a comentar las barbaridades de la prensa deportiva. Anti-Marca tiene ya tantos lectores diarios que incluso se ha convertido en un modelo de negocio interesante: cada vez tiene más publicidad, incluso de multinacionales. Sus lectores se han convertido en un nicho de interés para las marcas.

Para algunos argentinos cansados de la prensa deportiva tan mala podría ser una buena idea a imitar. En una de esas un Anti-olé.com o un Anti-canchallena.com podrían terminar siendo una vía de negocio.

P.D.1: que conste que yo todos los días visito buena parte de estos diarios deportivos.

P.D.2: además de ridículos, los de MARCA están desactualizados. Dicen que Cristiano va “a la última”, cuando eso de pintarse las uñas ya está más visto que el tebeo. Ya en los años 80 el por entonces arquero de Boca Juniors Hugo Gatti, que ha cultivado siempre su lado de personaje extravagante, se pintaba las uñas de los pies además de tomar sol todo el año y teñirse el pelo. Esa es la clase de ídolos que acostumbran tener los bosteros.

P.D.3: ahora que se discute en Argentina la continuidad o no de Diego Maradona como director técnico de la selección argentina de fútbol, de su idoneidad o falta de para ocupar el cargo, no viene mal leer este excelente artículo sobre Vicente del Bosque publicado hace unos días en El País. "Señor Del Bosque"

P.D.4: y ya para terminar, otra de técnicos polémicos. No sólo a Maradona lo critican por haber incluido a tal jugador o por haber dejado fuera a cual otro. En Holanda creen que se les ha escapado el mundial porque el técnico Van Marwijk no convocó ni a Van Nistelrooy ni a Van der Sar y en cambio sí llamó al delantero que jugó con la camiseta de debajo. Con ese nombre, la suerte ya estaba echada de antemano.

13 de julio de 2010

España campeona del mundo: un triunfo merecido y necesario


Campeones al fin. El plantel español celebra momentos
después de recibir la ansiada Copa del Mundo.

Luego de tantos años de sueños rotos, de esperanzas que crecían y morían con igual rapidez, la selección española se consagró el domingo 11 de julio campeona del mundo por primera vez en su historia.

Ganó España, ganó el fútbol. El triunfo de España fue tan merecido como necesario. Merecido por el buen fútbol que esta selección viene desplegando desde hace por lo menos dos años, cuando Luis Aragonés armó un equipo capaz de ganar la Eurocopa de 2008 de manera brillante y que sentó las bases y el estilo del combinado que en Sudáfrica llevó a España a la cima del mundo balompédico. Y necesario porque en un momento en que el fútbol resultadista parecía la única opción para llegar al triunfo, la victoria de la Roja servirá para equlibrar un poco la balanza.

El título es merecido también por lo que significa España en el universo del fútbol y por lo que este país aporta y ha aportado al deporte rey. Y aunque Ken Follet no haya tenido esto en mente cuando escribió su obra más conocida, en términos estrictamente futbolísticos bien puede decirse que la liga profesional española es indudablemente uno de Los pilares de la Tierra. Lo ha sido casi desde el principio del auge del fútbol y lo sigue siendo hoy.

Buena parte de los mejores futbolistas de la historia pasaron en algún momento por clubes españoles. Maradona, Ronaldinho, Di Stéfano, Zidane, Romario, Ronaldo, Puskas, Kubala y Cruyff, por citar algunos nombres, han jugado en equipos del país de la piel de toro. En la actualidad en la Liga juegan los últimos tres FIFA World Player: Messi, Cristiano Ronalo y Kaká, y otras figuras que bien lo podrían recibir este año y que son figuras indiscutidas a nivel mundial, como Xavi, Iniesta, Casillas y David Villa, entre muchos otros.

A escala global, la Liga sólo rivaliza con la Premier League inglesa. El interés que despierta el campeonato español más allá de sus fronteras, la cantidad de países a los que se transmiten sus partidos, los millones de seguidores que equipos como Barcelona, Real Madrid, Atlético de Madrid, Valencia, Sevilla o Villarreal tienen por todo el mundo así como las camisetas y todo el merchandising imaginable que se venden en otros países, sólo es equiparable a lo que genera el campeonato inglés.

Tanto el atractivo y el interés que despierta el fútbol español como el dinero que mueve, es muy superior a los del fútbol italiano, alemán, holandés o francés.

Y en lo estrictamente deportivo, su fútbol es uno de los más laureados a nivel clubes (junto a Italia, España es el país cuyos equipos más veces han ganado la Copa de Europa – 12 veces cada uno, seguidos de Inglaterra con 11, y Alemania y Holanda, con seis títulos cada uno-).

Pero a nivel selección las alegrías habían sido muy pocas y las decepciones y tristezas muchas, demasiadas para una nación (o nación de naciones, no vayamos a herir susceptibilidades) tan futbolera como ésta. Hasta antes de Sudáfrica, España contaba sólo con dos Eurocopas en su haber (1964 y 2008) como máximos logros colectivos. Jamás había sido capaz, siquiera, de llegar a las semifinales de un mundial de fútbol.

Por eso lo conseguido ahora por el equipo de Del Bosque tiene tanto mérito. La consagración como campeona del mundo, ahora sí, convierte a España en miembro destacado del selecto club de las grandes naciones del balompié.

Este título, sumado a la Eurocopa conseguida dos años atrás, callará para siempre los comentarios maliciosos y con aires de superioridad (despectivos en muchas ocasiones) que hinchas y no pocos periodistas de otros países gustaban de utilizar para minimizar la valía del fútbol español. Las críticas y las chicanas ahora son reemplazadas por aplausos y elogios. Ya era hora.


De la escuela holandesa a la escuela española


Decíamos también que el título de campeón del mundo conseguido por España era necesario. Y lo es por el sencillo motivo de que quien gana marca tendencia, crea escuela. Y qué mejor que aspirar a que esta fiebre española, tan distinta a la Furia de antaño, sea la que recorra ahora el mundo.

No estaría nada mal, sobre todo considerando que los amantes del catenaccio, de las propuestas mezquinas, de los que no entienden el fútbol como una posibilidad para el disfrute, en 2010 parecían estar de parabienes. El Inter de Mourinho, con su propuesta rácana, se hizo con todos los títulos posibles este año, Champions League incluida. El técnico portugués acabó siendo fichado a golpe de chequera por un Real Madrid que ve en él el antídoto al Barcelona de Guardiola y al que le han puesto la etiqueta de ganador infalible.

El Inter de Mourinho, el Brasil de Dunga, que parecía predestinado al éxito, la Italia campeona de 2006, han provisto de argumentos a quienes esgrimen que el fútbol deber ser eficaz o no ser, aquellos para los que un partido de fútbol consiste en asumir el menor riesgo posible, aprovechar los errores del rival y mantener la portería propia a cero. Los mismos que sostienen sin cortarse un pelo que “para ver espectáculo es mejor ir al teatro”.

Protegidos tras el barniz de autoridad y credibilidad que dan las victorias, los Mourinhos, Dungas, Lippis y Capellos que irrumpieron por todas partes (periodistas incluidos) parecían los apóstoles de una doctrina que no admitía reparo alguno. Por contra, el fútbol vistoso, alegre, el que asume riesgos, busca la victoria siempre y no está reñido con la idea de espectáculo, ha estado siempre en duda, bajo constante sospecha.

A diferencia de los pragmáticos, los representantes de esta corriente futbolística están siempre obligados a demostrar que de esa manera también se pueden conseguir victorias. La jauría de detractores dispuestos a saltarles a la yugular está permanentemente al acecho, esperando el menor traspié para reivindicar que la suya es la única opción válida.

Si España hubiera caído ante Holanda, la lección a impartir hubiera sido esta: “El tiqui taca no sirve para ser campeones, para conseguir títulos hay que dejarse de florituras y ser pragmáticos”. Y ahí radica la paradoja holandesa: fundadores de una filosofía futbolística que arraigó fuertemente en el corazón y la mente de millones, al punto de convertirse en una moral, los tulipanes fueron víctimas de los cantos de sirenas de los adalides del resultadismo puro. Lo dijo su propio técnico Bert van Marwijk al llegar a Sudáfrica y lo repitieron varios jugadores, como Wesley Sneijder: “No nos preocupa jugar bien, vinimos a ganar”, aseguraron, como si ambas cosas fueran incompatibles. Pero ahí va que al igual que en 1974 y 1978, los holandeses volvieron a perder la final de un mundial.


Karate kid. De Jong hace diana en el pecho del español Xabi Alonso.
El holandés confundió la final del mundial de fútbol con la de alguna
competición de artes marciales.


La renuncia al estilo que les dio fama y prestigio eternos en favor de un fútbol preocupado exclusivamente por el resultado justamente no les dio resultado.

La moraleja es hermosa, si no se es holandés, claro: “Si no ganaron cuando jugaban bien y se lo merecían, mucho menos van a ganar ahora que hacen un fútbol tan mezquino y especulativo”.

Ironías del destino
, lo llamarán unos; justicia poética, dirán otros; yo prefiero el más llano la pifiaste feo, Van Marwijk.

Por todo esto quienes durante años hemos tenido a Holanda como la selección comodín, esa a la que esperamos que le vaya bien y que anhelamos que alguna vez el fútbol le conceda la gloria tan merecida, disfrutamos tanto de las victorias del Barcelona de Pep Guardiola y de la selección española de Vicente Del Bosque, mucho más holandeses que los propios holandeses y verdaderos guardianes del tarro de las esencias de aquella Naranja Mecánica de los años 70 reencarnada en la Taronja Blaugrana y en la Roja Mécanica de este inicio de siglo.

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P.D.1: Aunque no puedo mostrar un porcentaje de acierto tan elevado como el del Pulpo Paul, ahí están los pronósticos que hice antes de varios de los partidos del mundial, o aquella entrada de enero de este año (Hagan sus apuestas), en la que decía cuáles eran, a mi entender, los candidatos. Pifias aparte, hay varios aciertos. El principal, el que vengo sosteniendo desde hace más de dos años: que España era para mí la gran favorita.

Algunos tal vez tengan o recuerden aquel email de enero de 2008 en el que decía que veía a la Roja como candidata para ganar la Eurocopa que se jugaría ese año y para el mundial de dos años después. Y lo decía cuando ni siquera en España se creía mucho en esta selección. De hecho, el gran pasatiempo de los humoristas nacionales por aquellos días era mofarse de que su selección nunca pasaba de cuartos de final en las grandes competiciones. ¿Se acuerdan de la versión del A por ellos, oé, con la letra cambiada que decía Hasta cuartos y con suerte oé, oé?

También por aquella época Xavi estaba en duda en el Barcelona y en el club culé había quienes presionaban para fichar a Mourinho. Amplios sectores de la prensa deportiva secundaban estas ideas. Los mismos que entonces pedían la venta de Xavi y la contratación del portugués, hoy piden el Balón de Oro para el crack de Terrassa y la canonización de Guardiola. ¿Quién dijo oportunistas?

P.D.2: En pleno furor por el Pulpo Paul, resulta extraño que los directivos de los canales de televisión, sobre todo los que incluyen programación infantil, no hayan recuperado la serie de dibujos animados de El Pulpo Manotas (Squiddly Diddly en inglés), una de las muchas creaciones del célebre tándem Hanna & Barbera y que tantas buenas tardes me hizo pasar de chico (y de no tan chico también).

Manotas no era un pulpo pitoniso como Paul, pero al igual que éste era la principal atracción del acuario en el que vivía. Era, además, un eximio instrumentista musical y un catalizador de aventuras de toda clase.




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9 de julio de 2010

Holanda y España, a un paso de la gloria


Por la gloria. Casillas alzando la Copa el día que España se consagró
campeón de Europa. El domingo los españoles buscarán levantar una copa distinta.

El próximo domingo habrá nuevo campeón mundial de fútbol. España y Holanda buscarán levantar por primera vez la preciada copa. En el caso de los holandeses, será la tercera vez que lo intenten, luego de no conseguirlo en los mundiales de Alemania 74 y Argentina 78. En ambos casos, perdieron la final ante los equipos anfitriones. Mientras que para España será la primera vez que dispute el partido final.

Aunque pueda sonar un poco temerario aventurar un resultado, como antes del partido con Alemania en semifinales, tengo la firme sensación de que España ganará el título.

Tanto la historia como la esencia del juego demuestran que en el fútbol puede pasar cualquier cosa y nada, absolutamente nada, se puede dar por seguro. Ya lo dijo el mítico periodista deportivo argentino Dante Panzeri: “El fútbol es la dinámica de lo impensado”.

Aún así, y sin dudar de los méritos y recursos del equipo oranje, pienso que los de Del Bosque conseguirán el triunfo. Y no sólo eso sino que me da que el arco, que tanto se les ha resistido a lo largo de la competición, se les abrirá un poco más a los jugadores españoles. No hay mejor escenario que una final para que aparezcan los goles que se atragantaron en otras fases.

DOS VIEJOS ACREEDORES DEL FÚTBOL

Una de las grandes verdades de este deporte, aunque tenga un tufillo a folletín y una pizca de esotérico, dice que “el fútbol paga sus deudas”. Eso sí, como ocurre con algunos países y empresas , puede tomarse largos años en saldar sus deudas. Y si no, que se lo pregunten a los alemanes, quienes luego del gol fantasma que les cobraron en contra en la final del Mundial del 66 contra los ingleses, tuvieron que esperar 44 años, hasta el partido de octavos de final de este año, para que esta vez fueran los ingleses los perjudicados por el árbitro en la eliminatoria entre ambos.

Hace mucho tiempo que Holanda debió haber conseguido su primera copa del mundo. La del 70 fue la década del fútbol holandés. En aquellos años, los de los países bajos revolucionaron el fútbol, e inauguraron la etapa moderna de este deporte.

Partiendo del Ajax de Cruyff y continuando con la selección nacional, los holandeses exhibieron una manera de entender y practicar el fútbol que los llevó a lo más alto y que enamoró a millones de personas en todo el mundo. Lo llamaron el fútbol total y con él el Ajax lo ganó todo y la selección se quedó a las puertas solamente de la gloria formal puesto que moral y emocionalmente ya se habían consagrado de manera indiscutida en el imaginario y el corazón de muchos.

Curiosamente esta manera de entender el juego, que se convirtió en toda una marca de lo holandés, hoy la representa mejor que nadie el fútbol español. La selección nacional aparece como una extensión del Barcelona de Pep Guardiola, un conjunto esencialmente holandés, representante modélico de la mentalidad que Johan Cruyff supo imprimir en la institución catalana primero como futbolista y luego como entrenador, líder espiritual y oráculo.


Maestro. Johan Cruyff es el eslabón que úne
la Holanda de ayer con la España de hoy.

Holanda ha hecho mucho por el buen fútbol. Es, junto al Brasil de México 70, el gran mito de los románticos de este deporte. En algún momento la eterna postergada conseguirá la gloria que tanto le corresponde. Y creo que en cierta forma se lo cobrará este año, pero por equipo interpuesto. El próximo domingo el deporte Rey premiará a los representantes de esta corriente futbolística. Y esos representantes, paradójicamente, no son los holandeses sino los españoles.

CHOQUE DE ESTILOS

La Holanda actual ha decidido ser "menos holandesa" y volverse más pragmática. Como en Brasil - aunque por suerte no de manera tan acentuada- también en ellos ha calado la idea de que con el jogo bonito no se ganan títulos y que más vale blindarse en defensa, jugar a la contra y aprovechar los errores del rival. La iniciativa y el fútbol champange no son su prioridad en la actualidad.

En este sentido, hasta el momento no le han ido mal las cosas. Desde que el cargo de entrenador lo asumiera Bert Van Marwijk, Holanda sólo ha conocido la victoria en los partidos oficiales. Ha ganado todos los enfrentamientos disputados en la fase de clasificación y en este mundial.

El domingo su propuesta no será muy diferente de la que mostraron ante Brasil. Presumiblemente, España se encontrará una vez más con un equipo que le cederá la iniciativa y que lo esperará atrás dispuesto a lanzar contraataques como puñales. Alemania ya intentó hacer algo parecido en semifinales y acabó llevándose un baño antológico. La diferencia es que a la contra Holanda tiene más mordiente que los dirigidos por Joachim Löw.

Pero si algo ha demostrado esta selección española es la firme convicción que tiene en su manera de entender el fútbol. El domingo saldrá a hacer el juego de siempre sabiendo que la gloria la espera y que si ha llegado hasta aquí por ese camino, no tiene sentido cambiar. En lugar de dar un paso atrás, España redoblará su apuesta.

LAS CLAVES DEL PARTIDO

La defensa holandesa no es de las más firmes del campeonato y el control del medio campo no parece estar en duda: será territorio español. Si el árbitro está atento y Van Bommel hace de Van Bommel, hay muchas posibilidades de que el ex jugador del Barcelona acabe viendo la tarjeta roja.

Por su parte España sabe que principalmente deberá controlar a Sneijder y Robben, dos viejos conocidos de los españoles. Al primero le basta con que le caiga una pelota más o menos fácil para montar de la nada y desde cualquier parte del campo una contra de manual. Y el segundo es temible en carrera, con espacios y con el balón pegado al pie. En eso recuerda mucho a Messi. Tiene una gran capacidad para arrastrar marcas, forzar faltas y un gran disparo de media distancia. Joan Capdevila tendrá una noche agitada en su lateral.

Holanda, por su parte, deberá hacer frente al fútbol coral de España. El domingo se sentirá como en los años 70 se sentían los rivales que se enfrentaban a ella. Enfrente tendrá un rival que hace un culto y un arte de la posesión y la circulación del balón.

Ojalá que salga un buen partido y, en mi caso, que España consiga un título que también se lo tiene largamente merecido por lo que el país ha hecho por este deporte y por lo que su selección hace en la actualidad.

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8 de julio de 2010

Mundial de Sudáfrica: el personaje del año

Se suponía que el de Sudáfrica debía ser el mundial de la consagración definitiva de Lionel Messi, Cristiano Ronaldo y Wayne Rooney. De todos o al menos de uno de ellos. También se esperaba mucho de Brasil en su conjunto y no pocos soñaban con que al menos una de las selecciones africanas consiguiera pasar de cuartos de final por primera vez en la historia. Sin embargo estas esperanzas terminaron en distintos grados de decepción.

El Mundial de Sudáfrica comenzó con dos nombres en boca de todos que se extendieron rápidamente por todo el planeta: Jabulani, ese hermoso y a la vez espantoso balón, y las vuvuzelas, esas cornetas cuyo irritante sonido tiene la dudosa virtud de conseguir que el griterío de los talk show televisivos suene como la más dulce de las melodías. El final del mundial nos ha regalado otro nombre que también ya ha alcanzado la celebridad mundial: el Pulpo Paul, el pitoniso infalible.

El cefalópodo, que vive en un acuario alemán, anunció de manera anticipada, y sin fallar, cuál sería el ganador de los partidos disputados por la selección germana. Paul, inicialmente venerado por toda Alemania y temido por los rivales, ahora corre riesgo de seguir siendo protagonista del verano, sólo que esta vez como ingrediente principal del célebre plato "pulpo a la gallega" en alguna fonda de Baviera. Y es que Paul había vaticinado que los gallegos, es decir España, derrotarían a Alemania, cosa que finalmente terminó sucediendo.


El pulpo Paul en el momento en que vaticinó la victoria de Alemania
sobre Argentina. (¡Pulpo de los hue... y la remil p... que te p..ió!)

Es tal la euforia y el apasionamiento que Paul ha generado entre los seguidores de la Roja que no sorprendería que castellanizaran su nombre y directamente pasaran a llamarlo Pablo, como si fuera un miembro más de la familia. Y es que el bicharraco éste ya está a un paso de ser considerado por parte de la afición española como un verdadero ídolo, casi a la altura de Villa, Iniesta o Xavi. Me parece que en nada se vienen las camisetas y el club de fans del pulpo...

Paul, la historia de un pulpo que ha acaparado todas las portadas y que se ha convertido ya en uno de los personajes más influyentes del año.

Paul, un pulpo que ha demostrado saber más de fútbol que buena parte de los periodistas deportivos y algún que otro entrenador (¿Argentina? ¿Francia? ¿Inglaterra? ¿Hay alguien ahí?).

Paul, un pulpo que ya se merece una película (¿Una épica, dirigida por Clint Eastwood? ¿Una de animación, a cargo de los chicos de la factoría Pixar? ¿Una de aventuras al estilo de la del delfín Flipper? ¿O más bien de terror, en plan Tiburón?).


Portada de la revista estadounidense Time, según el humorista argentino Nik.

(Debo confesar que días atrás, cuando en un informativo de televisión mostraron que Paul daba como ganador a España, instintivamente dí un salto y lo grité delante de la tele, apretando el puño y todo, como si estuviera celebrando un gol de verdad. Y bué, algunos creen en los presidentes y presidentas que votan... a mí se me da por celebrar a un pulpo que, al menos de momento, ha cumplido con "su palabra". El verano es lo que tiene, faltan las noticias y todos nos volvemos todavía un poco más estúpidos, con los medios en primer lugar).

Actualización: gracias al comentario de Vicente, pude leer la noticia ¡Cuidado con abusar de Paul! publicada por el diario español El Mundo. El texto refleja, entre otras cosas, la "preocupación" del presidente Rodríguez Zapatero ante la posibilidad de que se explote al animal (hablamos, en todo momento, única y exclusivamente del pulpo).

ZP lo ha dicho en tono jocoso. Más preocupante fue ver al ministro de Industria Miguel Sebastián soltar, aparentemente convencido de lo que decía, un discurso en el que hablaba de las supuestas mejoras económicas que traería para España una hipotética consagración el próximo domingo. Parecía un chiste sin una pizca de gracia.

Volviendo al texto de El Mundo (que figuraba entre las noticias más leídas del día), en él citan una web argentina de apuestas deportivas de recientísima creación y cuya dirección es http://www.elpulpopaul.com/. Vale la pena entrar aunque más no sea para ver las fotos e ilustraciones del octópodo.


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5 de julio de 2010

Argentina y las lecciones de Sudáfrica

Estaba claro que en este blog iba a terminar escribiendo de la participación de la selección Argentina en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica. Aunque soñaba con hacerlo el 12 de julio, un día después de la final. Pero al igual que cuatro años atrás, llegaron los alemanes para decirnos que los cuartos de final eran la estación final del recorrido de un tren que, aunque destartalado, avanzaba e ilusionaba.

La victoria de Alemania ha sido inobjetable. Y es que cuando te meten cuatro goles en cuartos de final, poco se puede decir al respecto. De todas formas, no creo que deba hablarse de humillación. Argentina perdió pero yendo al frente, buscando la victoria primero y al menos el gol del honor al final. En ningún momento bajó los brazos ni reculó.

En este sentido, prefiero perder de esta manera y no como lo hizo Brasil, que se paralizó luego de los goles holandeses y su única reacción fue patear a los rivales y protestar al árbitro. Una manera, por cierto, muy característica de los equipos argentinos que sin embargo la selección de Maradona consiguió evitar.

La participación argentina en este mundial ha dejado conclusiones y evidencias de todo tipo, la mayoría relacionadas con cosas mal hechas. De todas maneras, me quito el sombrero ante buena parte de lo hecho por Maradona. Hasta hace un mes y medio, para mí era impensable decir o escribir algo en favor del Maradona DT. El juego que el seleccionado había mostrado a lo largo de las eliminatorias desde que Diego asumiera el cargo, había sido nefasto, casi inexistente. Lo único que tenía en claro era la propuesta ultradefensiva con la que salía a disputar los encuentros.

Sin embargo, una vez en suelo sudafricano, Maradona dijo que, viendo los delanteros que tenía, apostaría por salir a atacar. Hasta ahí, el mismo verso de siempre. Todos los que llegan al cargo de seleccionador nacional repiten el mismo mantra: “Vamos a salir a atacar en todas las canchas sin que importe el rival”.

Todos lo dicen y nadie o muy pocos lo hacen. En los últimos 30 años, sólo Marcelo Bielsa se había mostrado coherente y fiel a esa declaración. Hasta que irrumpió la versión sudafricana de Maradona.


El dolor de la derrota. Maradona, cuando la goleada alemana ya
era una realidad. Diego apostó por el juego de ataque, pero no alcanzó.


En la rueda de prensa luego de la dura derrota contra los alemanes, Maradona dijo cosas como ésta: “Me di cuenta de que adentro, como técnico y como jugador, el fútbol que gusta a la gente es éste, ir adelante, tocar, jugar. No se cumplió el sueño pero se encontró un camino, el de respetar al fútbol argentino, de tocar la pelota, de volver a las raíces. Me puedo ir mañana, pero me gustaría que estos chicos siguieran demostrando lo que son y haciendo ver el verdadero fútbol argentino, sin misterios, sin peleas”.

El Pelusa, extraño en él (y últimamente, casi en cualquier ser humano) fue capaz de rectificar, de darse cuenta de que el fútbol defensivo y amarrete por el que había apostado en las eliminatorias no era el camino a seguir. Y sobre la marcha dio un giro copernicano y apostó por una manera totalmente diferente de jugar: El arco rival como prioridad, como objetivo mayor. Y eso, en los tiempos que corren, en los que se celebran y veneran técnicos que sólo piensan en no dejar jugar al rival (Capellos, Bianchis, Mourinhos y similares) es digno de aplaudir. Maradona ha sido consecuente hasta en la derrota.

¿Significa esto que las cosas no se han hecho tan mal y que Maradona debe seguir en su cargo? Sinceramente, creo que no debe continuar. Se debe buscar otro perfil de técnico pero partiendo de los aspectos positivos que dejó la gestión de Maradona y eliminando los negativos. Se necesita un entrenador que apueste por seguir el camino del fútbol alegre y ofensivo y, sobre todo, que entienda que la mejor manera de jugar al fútbol es hacerlo de forma colectiva. Un verdadero equipo no debe entenderse como un rejunte de individualidades de las que esperar genialidades y milagros en cada partido, como ha ocurrido ahora.

Debe seguir el espíritu de Diego (el amor y la entrega por la camiseta, el anteponer la idea de espectáculo y de juego alegre antes que el mero resultadismo) pero no la persona.

Habitualmente, no suelo coincidir demasiado con los análisis del periodista argentino Juan Pablo Varsky, pero creo que su artículo Ya no podemos hablar de mala suerte incluye reflexiones muy válidas y que deben ser tenidas en cuenta.

Bajo la dirección de Maradona al frente del seleccionado ha habido demasiada improvisación, mala elección de jugadores (pongan todos los nombres que sobran y todos los que faltan) así como errores y descompensaciones descomunales: la táctica ha hecho agua por todas partes y hay jugadores que han demostrado un desquiciante desconocimiento conceptual tanto a nivel colectivo como de la posición que ocupan en la cancha.

Defensores que no saben siquiera el abecé de lo que debe hacer un defensa (Demichelis y Otamendi no están para el fútbol de élite), mediocampistas sobrevalorados y cuyas supuestas cualidades nunca se han demostrado (Verón y Di María) y otros, como Tévez, que siguen perdiéndose en declaraciones demagógicas y en actuaciones más parecidas a las de un maratonista que a las de un futbolista de calidad.

La experiencia sudafricana debe entenderse como un fin de ciclo en cuanto a las personas que han estado al frente pero como un punto y seguido en cuanto a la filosofía de juego. Necesitamos gente como Guardiola, como Pellegrini, como Rijkaard, incluso como Ángel Cappa. Y si no los tenemos en casa, pues habría que buscarlos afuera. Pero no miremos atrás, no volvamos a los supuestos nombres mágicos del fútbol vernáculo (Bianchi, Basile, Ramón Díaz, el Bambino Veira, el Tolo Gallego...). Para su renovación, Alemania se fijó en el juego de España. Nosotros bien podríamos mirarnos en estos espejos y trabajar en esa dirección.

PD1: por cierto, y aunque es demasiado aventurado hablar de favoritos, creo que España le va a ganar a Alemania. No sólo lo espero sino que creo que será así. España ni es tan cándida ni está tan descompensada como lo estuvieron ingleses y argentinos en sus enfrentamientos contra los teutones. Los dirigidos por Löw no saldrán a defenderse, y ese escenario favorece a los de Del Bosque. A España se le atragantan los equipos que se le meten excesivamente atrás (Suiza, Paraguay, Honduras) pero se crece cuando enfrente tiene un rival ambicioso. Y Alemania lo es, vaya que si lo es. Seguramente será un gran partido, con constantes idas y vueltas entre dos conjuntos que tratan bien el balón y que no saben -ni quieren- especular.

PD2: no puedo cerrar esta entrada sin poner el enlace al artículo Casale resucita de Enric González sobre la actuación argentina en el mundial, y sin citar este párrafo de ese texto:
"Debería ser el momento de preguntarse por qué Argentina funciona a la argentina, es decir, por qué no funciona, pero eso es inútil: no se va a resolver precisamente ahora uno de los grandes misterios del siglo XX".

PD3: ¿Alguien sabe cómo asesinar a cierto pulpo con dotes adivinatorias? ¡El bicho ese viene adivinando todo!

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1 de julio de 2010

Mundial de fútbol, arquitectura y grandes estadios


Vista aérea del Moses Mabhida Stadium (Durban).

Además de los asuntos relacionados exclusivamente con la competición, los grandes eventos deportivos como los Juegos Olímpicos y los Mundiales de Fútbol suelen dejar un importante legado arquitectónico y urbanístico en los países y ciudades en los que se realizan.

Los acontecimientos de esta clase suelen aprovecharse para construir una mayor y mejor infraestructura, necesaria para recibir a los miles o millones de asistentes, que luego queda para el uso de las poblaciones locales. Trenes de alta velocidad, extensión de las líneas de metro, construcción de hoteles, realización de nuevas autopistas y rutas y mejoramiento de las ya existentes, son algunas de las obras más habituales. Pero en el caso de los Mundiales de Fútbol si hay algo que suele trascender y quedar en la retina son los estadios que se construyen ex profeso para la competición.

En este sentido, el de Sudáfrica está demostrando ser una agradable sorpresa. No vamos a analizar aquí si las cifras multimillonarias que se gastaron en la edificación de nuevos estadios son o no justificables en un país donde un amplio porcentaje de la población vive en la pobreza. Pero lo que sí puede señalarse, y a ojos de todos está, es que los sudafricanos han sorprendido con estadios imponentes y bellísimos.

Especialmente destacables son el Moses Mabhida Stadium (Durban), el Soccer City (Johannesburgo), y, sobre todo, el Green Point Stadium (Ciudad del Cabo), ubicado a orillas del océano Atlántico y al que se conoce como “El estadio del renacimiento africano”.


Espectacular vista del estadio Green Point (Ciudad del Cabo),
a orillas del Atlántico y con la Montaña de la Mesa al fondo.


Aunque criticados por excesivamente costosos y a veces por ser escasamente funcionales, los edificios con vocación de emblema (estadios, monumentos, museos, centros de arte, hoteles) siguen manteniendo una gran capacidad para erigirse en iconos globales, aún cuando se trata de una fórmula a la que se han apuntado cientos de ciudades a lo ancho y largo del mundo, con lo cual su condición de rareza o de fuera de lo común los convierte en algo menos sorprendente.

Construir un edificio llamativo (ya sea por forma, tamaño, apariencia o por los materiales utilizados en su edificación) con el objetivo de que se convierta en un icono que ayude a proyectar la imagen de una ciudad o un país es algo que ya está bastante trillado. Pero así y todo, este tipo de construcciones siguen siendo válidas para “colocar en el mapa” a un sitio determinado.


Panorámica del Soccer City Stadium (Johannesburgo).

Conscientes de esto y alentados seguramente por el positivo impacto que han tenido las nuevas construcciones acometidas en Sudáfrica, los directivos del club argentino Boca Juniors han decidido acelerar los planes de ampliación de su vetusto estadio. Así, lo primero que han hecho ha sido contratar a una prestigiosa firma internacional de arquitectos especializada en la edificación de grandes estadios.

Los responsables del club bonaerense, sabedores del peso que la imagen de su actual estadio tiene en el imaginario de sus seguidores, les han explicado a los arquitectos que “lo que buscamos es modernizar nuestro estadio. Queremos convertirlo en un icono global del nuevo siglo pero sin perder los rasgos característicos de la idiosincrasia del club, lo que tiene que ver con los valores que el equipo representa, con la sensibilidad de los hinchas. En definitiva, queremos modernizarnos pero sin que lo nuevo desvirtúe lo que somos, sin que afecte a nuestras raíces”.

Como hincha de River que soy me cuesta reconocer que el equipo de arquitectos que se puso a trabajar en esta misión (Sr. Roca Architects & Co.), además de exhibir unos avanzadísimos conocimientos en la arquitectura de gran formato, ha demostrado tener una sensibilidad excelsa. Para muestra, unas imágenes de los diseños que han presentado y que, reconozcámoslo, sería de justicia que alguno de ellos se llevara a cabo:



Diseño propuesto para la ampliación del
estadio de Boca Juniors (Buenos Aires).




Así se vería la Bostanera 2.0 con el Google Earth.

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