7 de marzo de 2011

Nueva dirección del blog

Con apenas algo más de un año de vida, y este blog ya se va de casa...

Buscando un diseño un poco más actual que permita una lectura más cómoda y agradable (al menos esa es la intención) este blog se muda a la siguiente dirección:

http://arasdelpiso.wordpress.com/

En la "migración" de contenidos se han perdido algunas cosas. Por ejemplo, han desaparecido los seguidores (quien quiera, deberá darse de alta nuevamente). También se han producido algunos desajustes en los textos: espacios dobles, tabulaciones, algunas cursivas de más, en fin, pequeños detalles que iré corrigiendo de a poco ya que recién me estoy familiarizando con el nuevo administrador, que es un poco más complicado.

En fin, que nos vemos en la nueva casa.

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4 de marzo de 2011

Palabra de Don Alfredo


Con las cinco "Orejonas". Di Stéfano y las Copas de Europa que ganó de forma consecutiva con el Real Madrid.

Desde hace algunos años, aprovechando las facilidades de las nuevas tecnologías, los diarios españoles, tanto generalistas como deportivos, han adoptado la buena costumbre de organizar charlas digitales en las que los lectores tienen la oportunidad de formular preguntas bien a periodistas de esos medios o a distintas figuras de actualidad. Para este viernes, el diario Marca organizó una charla con Alfredo Di Stéfano, Don Alfredo, una leyenda viva del fútbol, uno de los más grandes jugadores de todos los tiempos.

Durante toda la semana la gente fue enviando sus preguntas y hoy se publicaron las respuestas. Lógicamente, Don Alfredo no se sentó delante del teclado a escribirlas sino que las habrá dictado por teléfono o las habrá pronunciado en presencia de algún redactor. De ahí el error, cuando se habla de La Máquina de River, y mencionan al jugador Tabernera. Obviamente, Di Stéfano se refiere a Adolfo Pedernera, otra leyenda del fútbol argentino. Se ve que quien transcribió las declaraciones de La Saeta Rubia, ante la duda, prefirió ser creativo antes que repreguntar o al menos acudir a wikipedia.


Cracks (de los de verdad). Di Stéfano junto a José Manuel "El Charro" Moreno.

Pese a los achaques propios de la edad, Don Alfredo sigue manteniendo una lucidez asombrosa. Y, por suerte, sigue fiel a su estilo: declaraciones directas, carentes de retórica y tonterías y cargadas de sentido común, algo cada vez más difícil de encontrar entre todo el ruido que rodea al fútbol actual.

    Por el solo hecho de leer a Don Alfredo es recomendable la entrevista completa (clic aquí). De todas formas, pego debajo algunas de las respuestas más interesantes. Es importantes leerlas con la voz y el tono característicos de Di Stéfano, bien de arrabal porteño de los años 50, una manera de hablar que ya ni en Buenos Aires es fácil de encontrar. Y quien no haya escuchado hablar a La Saeta, que piense en la voz de Pucho, el secuaz del Profesor Neurus: hablan muy parecido.


    Otras épocas. Alfredo con la camistea de River en la tapa de El Gráfico.
    Años en que River y el periodismo deportivo brillaban.


    Palabra de Don Alfredo

    * Sobre el horario en el que se juegan los partidos importantes de la Liga española, casi todos de noche:
    “En cuanto al calendario me parecen excesivas las horas tan tardías para la gente que tiene que madrugar y los niños que tienen que estudiar. El fútbol es un juego, a esas horas ya no apetece ni jugar”.

    * Sobre los reclamos de que el Madrid fiche menos y se fije más en la cantera, siguiendo el ejemplo del Barça:
    “Hay que aprovechar la cantera, pero no se pueden sacar los jugadores como caramelos”.

    * Sobre el “Charro” Moreno y La Máquina de River:
    “Moreno ha sido uno de los inventores de la pelota. No era solo él, a su lado jugaron Muñoz, Pedernera y la defensa que no se nombra pero también brilló. Es histórico. Yo entré después cuando jugaba Pedernera de delantero centro, era un espectáculo”.

    * Sobre cómo ha cambiado el fútbol con el paso de los años y el crecimiento del negocio:
    “Ahora ya todo ha cambiado. Hay empresarios que llevan a los jugadores desde que tienen 15 años. Los jugadores ya vienen manipulados con 17 años. Aún no han mamado biberón y ya tienen contrato, y detrás aparece un manager que tiene contratados a jugadores del primer equipo”.

    * Sobre los jugadores, como Cristiano Ronaldo o Messi, que no quieren perderse ningún partido:
    “La actitud de jugar todos los partidos es el entusiasmo que uno tiene. Jugar tres partidos de fútbol por semana no mata a nadie”.


    PD: dejo la pregunta-manifiesto que envié y que no tuve la suerte de que me la contestara directamente.

    Queridísimo Don Alfredo, un correntino que vive en Valencia lo saluda. Mi tío por parte de padre nació y vivió de chico en Buenos Aires, justo a la vuelta de su casa. Siempre nos cuenta que cuando jugaba a la pelota con el resto de pibes del barrio, había veces que usted, cuando volvía de entrenar en River, se paraba una ratito a tocar el balón con ellos. A mi tío le gusta contar que él jugó con Di Stéfano. ¿Qué nos puede contar de aquella Máquina de River y del Charro Moreno?


    Homenaje



    Di Stéfano (1ª Parte)



    Di Stéfano (2ª Parte)



    La Máquina





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    2 de marzo de 2011

    Estalló el Lechuzagate

    Colombia atraviesa en estos momentos por una etapa de verdadera conmoción. En esta ocasión el ánimo y la atención de los colombianos no se han visto arrebatados por una fulgurante operación contra las FARC ni por un brutal ataque de algunos de los cárteles de las drogas, y ni tan siquiera por la previsible boda entre los protagonistas del culebrón del momento. Nada de eso. Esta vez, el drama incluye actores con los que nadie contaba: un futbolista y una lechuza fallecida en tragicómicas circunstancias.

    La situación, absolutamente bizarra, es más o menos la siguiente: el pasado domingo, durante un encuentro de fútbol que disputaban el Junior de Barranquilla y Deportivo Pereira, una lechuza apareció tendida sobre el terreno de juego. En un lance del partido el jugador del equipo visitante Luis Moreno, nacido en la vecina Panamá, decidió darle una patada al aturdido animal. Moreno hizo lo que hizo por inercia, casi como un acto reflejo, en plan “apartemos esta cosa con plumas que no es Cristiano Ronaldo y que siga el juego”.

    El futbolista no podía imaginar que con ello estaba generando una noticia que se extendería por todo el planeta a la velocidad del rayo. Y menos aún podía pensar que en cuestión de horas se convertiría en un personaje odiado por defensores de animales, gentes con la sensibilidad a flor de piel y niños de todo el mundo.


    El villano. Luis Moreno en el momento en que patea a la lechuza.

    Para más inri, la lechuza en cuestión era la mascota-amuleto del equipo local, que ahora deberá decidir si busca una lechuza de reemplazo o si aprovecha la ocasión para elegir un animal más resistente y menos entrometido -una tortuga sería una buena opción ya que además tiene el plus de la longevidad-, o directamente opta por algún objeto inanimado como lo puede ser una piedra de origen volcánico, que a fin de cuentas ha sido a lo largo de los siglos un valor seguro para el ser humano a la hora de escoger objetos que no sirven absolutamente para nada pero que ayudan al autoengaño.

    Moreno, además de haberse equivocado en patear al animal, tuvo la mala suerte de que su acción fuera captada por las cámaras de televisión. A partir de ahí, el periodismo chisporroteante, internet y la atávica sed de linchamiento del hombre pusieron a este futbolista negro de apellido Moreno en el blanco de la ira de millones de personas (y no exagero) de todo el mundo.

    Desde la consagración del Pulpo Paul como figura mediática y pitoniso de éxito en el pasado mundial de Sudáfrica, la intervención (en este caso involuntaria) de ningún animal en asuntos futbolísticos había tenido semejante repercusión. (El Atlético de Madrid lo ha intentado repetidamente con la inclusión de Ujfalusi como titular, pero el checo ha sido incapaz de generar empatía en la gente, ni tan siquiera entre los más forofos hinchas colchoneros).

    Los medios de comunicación de medio mundo, cada vez más obsesionados por las tonterías e inmunes a la vergüenza, hicieron el resto. El lechuzagate estalló y se convirtió en un asunto de Estado.

    Al concluir el encuentro Moreno tuvo que pedir perdón a la lechuza (¡¿?!) y a la afición local. Los canales de televisión enviaron reporteros a hacer un seguimiento del estado de salud del ave. Hicieron guardia frente a la clínica veterinaria a la que fue trasladada y entrevistaron a los médicos veterinarios que la atendieron.

    Como si se tratase de un guiño del destino y de la diosa Fortuna a la tierra en que esto sucedió, el lechuzagate contó con la clásica estructura de las telenovelas que fascinan a la gente de este país. Primero fue el hecho principal: la patada de Moreno, el chico malo y extranjero, al pobre animal, la lechuza, que ocupa el rol de fémina ultrajada. Seguidamente, el villano sale a pedir perdón al tiempo que la chica (la lechuza) parece estar ya fuera de peligro.

    Esto lleva a todos a pensar en una posible reconciliación y en el ulterior perdón a Moreno, que había mostrado un sentido arrepentimiento. Pero en menos de 24 horas y luego de que el veterinario jefe (la figura paternal) asegurara que el animal no sufría fracturas ni hemorragias internas, el drama, que parecía conjurado definitivamente, se rehace y se desencadena de manera brutal: la lechuza muere de forma repentina.

    La vuelta de tuerca del guión es efectiva: las lágrimas, el dolor y las proclamas de venganza atronan y se expanden por todo el orbe. Los gritos de "¡Asesino, asesino!" y las exigencias de pena de cárcel para Moreno se multiplican y el deportista, que ya saboreaba el perdón, ahora pasa a ser casi tan odiado como Bin Laden.

    El giro argumental es perfecto por lo dramático e inesperado, y porque deja también muchas preguntas en el aire. El misterio domina la situación y deja el terreno abonado a todo tipo de teorías conspirativas: ¿Cómo es posible que la buena de la lechuza haya muerto si los veterinarios habían dicho que estaba fuera de peligro? ¿Hubo mala praxis en la clínica? ¿Sabía demasiado la lechuza sobre asuntos turbios que nadie debía saber? ¿Alguien decidió guardarse las espaldas y finiquitar al pajarraco para asegurarse que éste no cantara? ¿O fue la celosa y vengativa cuñada de Moreno la que urdió semejante trama para impedir que el ahora villano se casara con su hermanastra y no con ella, como le había prometido años atrás cuando aún no se había convertido en futbolista profesional?

    Son muchas las preguntas que surgen y permanecen de momento sin respuestas. Los investigadores no descartan ninguna hipótesis. Todo es posible. Sólo el tiempo y la pericia de veterinarios y forenses podrá desentrañar cómo se produjo la muerte de la lechuza. Tal vez alguna confesión repentina o una futura filtración de wikileaks puedan arrojar luz sobre tanta oscuridad. Puede incluso que el lechuzagate , al igual que otros grandes misterios de la humanidad como ¿Quién construyó las pirámides de Egipto? y ¿Dónde está Wally?, quede sin resolver. El único consuelo que queda es pensar que a estas horas la lechuza debe estar departiendo y mirando fóbal en el cielo junto al Pulpo Paul.

    A continuación dos vídeos im-per-di-bles (sobre todo el segundo, en el que el veterinario agradece "todo el apoyo que nos ha brindado la comunidad científica nacional e internacional") de la televisión colombiana siguiendo este asunto. Aunque pueda parecer lo contrario, no son vídeos de programas de humor ni de una parodia sino que son cortes sacados de informativos de las cadenas de televisión más importantes.

    Y por último, unos segundos de Kent Brockman, sin dudas la mayor influencia de muchos a la hora de hacer periodismo.








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