La cinta blanca (Das wiesse band) es la gran esperanza blanca (y rubia) del cine europeo para la próxima ceremonia de los premios Oscar. Ganadora de la Palma de Oro en la última edición del Festival de Cannes y elegida como Mejor Película Europea del 2009, el trabajo más reciente del director austríaco Michael Haneke llega como gran favorita para hacerse el próximo 7 de marzo con la estatuilla dorada a la Mejor Película de habla no inglesa.
Desde hace varios años, y merecidamente, las buenas críticas y los premios han acompañado a Haneke con cada estreno. El austríaco es un director deliberadamente provocador. Aun sin ver sus películas, uno ya sabe de qué van los films de Haneke. Él mismo lo dice: “Mis películas son bofetadas en toda la cara”, “Mis películas siempre hablan de la violencia y la culpabilidad”. Estas frases ha utilizado Haneke para describir su cine.
Sabemos sobradamente que visionar sus películas significa enfrentarse a emociones fuertes, al desasosiego, a lo inquietante, al terror puro y duro, ese que no tiene que ver con lo fantástico sino directamente con la conducta humana, y que por eso mismo produce escalofríos y pesadillas con los ojos abiertos (quien haya visto Funny games, por nombrar tal vez su obra más conocida, sabe perfectamente a qué me refiero).
Pero ¿de qué trata La cinta blanca? ¿Es una buena película? ¿Vale la pena verla?
Empecemos por la sinopsis “oficial”: 1913-1914 Extraños acontecimientos, que poco a poco toman carácter de castigo ritual, se dan cita en un pequeño pueblo protestante del norte de Alemania. ¿Quién está detrás de todo esto? Los niños y adolescentes del coro del colegio y de la iglesia dirigido por el maestro, sus familias, el barón, el encargado, el médico, la comadrona, y los granjeros conforman una historia que reflexiona sobre los orígenes del nazismo en vísperas de la I Guerra Mundial.
Sabemos sobradamente que visionar sus películas significa enfrentarse a emociones fuertes, al desasosiego, a lo inquietante, al terror puro y duro, ese que no tiene que ver con lo fantástico sino directamente con la conducta humana, y que por eso mismo produce escalofríos y pesadillas con los ojos abiertos (quien haya visto Funny games, por nombrar tal vez su obra más conocida, sabe perfectamente a qué me refiero).
Pero ¿de qué trata La cinta blanca? ¿Es una buena película? ¿Vale la pena verla?
Empecemos por la sinopsis “oficial”: 1913-1914 Extraños acontecimientos, que poco a poco toman carácter de castigo ritual, se dan cita en un pequeño pueblo protestante del norte de Alemania. ¿Quién está detrás de todo esto? Los niños y adolescentes del coro del colegio y de la iglesia dirigido por el maestro, sus familias, el barón, el encargado, el médico, la comadrona, y los granjeros conforman una historia que reflexiona sobre los orígenes del nazismo en vísperas de la I Guerra Mundial.
De manera insistente, desde que fue exhibida por primera vez en la última edición del Festival de Cannes, la crítica especializada se ha referido a la película como “una suerte de precuela rural de la expansión del nacionalsocialismo”. Aunque Haneke intentó matizar esta visión diciendo que su film no busca dar una explicación del nazismo, sino más bien analizar los orígenes, una situación particular que terminó derivando luego en aquello. “Quería investigar cuáles fueron las raíces de la enfermedad europea, y para ello tenía que hablar de su infancia, de esa época en la que los futuros déspotas aprendieron los valores que los convirtieron en monstruos. Situé la acción a principios de siglo en Alemania por razones obvias: para referirme al nazismo, para explicar su génesis. Pero la película aspira a ser universal: pocos países pueden vanagloriarse de no haber sufrido alguna dictadura o algún gobierno brutal”.
Una película tramposa (en cierta manera)
Respecto a la valoración de la película, las calificadas buenas críticas y los premios recibidos permiten hacernos una idea de si vale la pena o no gastarse un dinero en ir al cine. Sin embargo, lo que voy a decir tal vez suene un poco a herejía para los más cinéfilos: a mí La cinta blanca me ha parecido una buena película pero no excelente. Pero sobre todo, me ha parecido una película un poco tramposa.
Y es que cada uno de los muchos personajes, con sus circunstancias y situaciones, que desfilan por La cinta blanca, aparecen un poco de la nada y desaparecen de la misma forma. No hay explicación a por qué suceden las cosas que suceden. No se saben a ciencia cierta las motivaciones que llevan a los personajes a actuar de una y otra manera, ni tampoco se saben sus consecuencias finales. No se sabe de dónde viene ni a dónde van cada una las historias (trama y subtramas).
Es como si Haneke (que además de dirigir, escribe los guiones de sus películas) hubiera iniciado una y otra vez el guión sin poder acabarlo nunca. Como si el desarrollo de los personajes se hubiera quedado a mitad de camino. La sensación es parecida a cuando uno abre un libro al azar y comienza a leer una seguidilla de páginas para, en un determinado momento, interrumpir la lectura y saltar algunas páginas más adelante y volver a iniciarla.
Tal vez Haneke se empantanó y, luego de probar una y otra vez con varias subtramas y personajes, no supo cómo hilvanarlos de la mejor manera. Tal vez decidió rejuntar todas esas “bolas de papel” que había tirado a la papelera y que comprendían las distintas historias, y optó por darle cierta cohesión al relato principal mediante la utilización de un narrador en off, que va contando la historia a los espectadores.
Obviamente, esto no es lo que ha ocurrido. Haneke es un experto en guiones y sabe muy bien cómo atarlos. Pero en esta ocasión ha abusado de ese típico (y hasta ya tópico) recurso del “cine de autor” en el que se plantean múltiples preguntas y no se dan respuestas, dando libertad al espectador para que se monte su propio final, no solo permitiéndole sino obligándole a realizar todo tipo de elucubraciones.
Sobre este aspecto, Haneke ha dicho lo siguiente: “No hay nada que explicar. Mi principio siempre ha sido hacer preguntas, presentar situaciones muy precisas y contar una historia para que el espectador pueda buscar las respuestas por sí solo. En mi opinión, lo contrario es contraproducente. Los espectadores no son compañeros de trabajo del director. Me esfuerzo mucho para obtener este resultado. Me parece que el arte debe hacer preguntas y no avanzar respuestas que siempre me parecen sospechosas, incluso peligrosas”.
Ya ha quedado demostrado que este recurso, en justa medida, es efectivo y estimulante. Al fin y al cabo el espectador no siempre es un subnormal que necesita que le den todo masticado y sobreexplicado. A veces, se agradece ese cicateo de la información. Pero aquí Haneke se ha pasado con el salero a la hora de condimentar su película, ha abusado de este recurso. En el nombre del arte no vale cualquier cosa.
Ya ha quedado demostrado que este recurso, en justa medida, es efectivo y estimulante. Al fin y al cabo el espectador no siempre es un subnormal que necesita que le den todo masticado y sobreexplicado. A veces, se agradece ese cicateo de la información. Pero aquí Haneke se ha pasado con el salero a la hora de condimentar su película, ha abusado de este recurso. En el nombre del arte no vale cualquier cosa.
Con todo, la jugada no le sale del todo mal (cuando se dice que Haneke es un gran cineasta es porque lo es verdaderamente, aquí no hay sólo marketing). Con La cinta blanca consigue crear tensión y desasosiego en los espectadores. Y también consigue que al salir del cine uno se pase varios días pensando, dándole vueltas a lo que ha visto en la pantalla y discutiendo con otra gente sobre ello. Y eso no es poco para una película.
Más información:
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acabo de ver esta pelicula y coincido totalmente con tu review. El cine también es entretenimiento, que algunos directores no olviden eso. Existe la posibilidad de hacer documentales si no quieren seguir las pautas establecidas. Acá mezlaron todo.
ResponderEliminarA mí Haneke me gusta y, en general, agradezco cuando hay directores que te sacuden, que te hacen pensar, que te hacen vibrar (aunque en el caso de Haneke, casi siempre lo que produce son escalofríos y estremecimiento por las cosas que trata y muestra). Pero el cine antes que todo es una narración, es contar historias. Por eso, esas películas en las que se suceden planos de 40 segundos en las que se muestra un árbol de naranja sin que pase nada, me irritan. Creo en los distintos lenguajes cinematográficos, en las distintas velocidades que usan los directores para contar sus historias. No todo tiene que ser como en el cine estadounidense ni debe tener una estética de videoclip. Pero el cine exageramente lento o las tramas sueltas e inconclusas, no creo que sean meritorias per se. Si no, bastaría con darle al play a la cámara y filmar cualquier cosa. Con todo, con respecto a "La cinta blanca", creo que es una película interesante y que tiene aspectos muy buenos (el casting es excelente). Pero no creo que, como muchos críticos dicen, se trate de una obra maestra ni mucho menos.
ResponderEliminarEl final deberia ser mas redondo, por lomenos algo mas, no deberiamos ser coautores totales, sino, que nos devuelvan una parte de lo que pagamos enla entrada, son demasiados cabos sueltos, muchos finales probables, le dio flojera al director hacer el final, no creo, le dio miedo comprometerse con algo,ya que si el definia algun final, su voz se habria escuchar como propia y sesgada para algun lado, eso es lo que creo.
ResponderEliminarCoincido en lo que dices de que los espectadores "no deberíamos ser coautores totales". Dejar unos cabos sueltos puede estar bien, puede añadir algo de misterio y volver la película más sugerente. Pero una cosa muy distinta es dejar una madeja entera suelta. Y puede que sea por lo que dices, que el director ha preferido no comprometerse del todo en una opinión final. Me llama la atención la insistencia en que La Cinta blanca viene a ser casi como una precuela del ascenso del nazismo. Y aunque el propio Haneke intentó bajarle el perfil a este punto de vista, lo alentó en un principio. Creo que pueblos con sus miserias, sus muertos, sus confabulaciones, su rigidez y autoritarismo como el que muestra la película, deben haber habido miles a lo largo de la historia. Y no todos terminaron en algo como el nazismo.
ResponderEliminarQue el peso extremo que la religión y la "rectitud" aplicada en niños puede tener consecuencias no deseables sobre sus conductas y psicologías no implica que vaya a derivar en el desarrollo de un movimiento como el nazi. La relación causa-efecto que pretende mostrar Haneke me parece, cuando menos, exagerada. O incompleta. Faltan más elementos. Con un padre castrador y poco afectusoso con sus hijos, un terrateniente poco querido por sus peones y una pandilla de niños con un gusto un tanto siniestro de las aventuras, no alcanza para formular algo tan contundente como lo que insinúa el director austriaco.
sin dudas que falta algo, falta la maldad intrinseca en el ser humano. propia de todos, lean hanna arendt. hay mas cosas atras del fenomeno natzi, sin dudas, fueron una acumulacion de factores, una persona que comandara, un pueblo con carencias. muchas cosas, que confloyeron en lo que ya todos conocemos
ResponderEliminarA mi me impacto mucho la claridad con que pone en evidencia como tratamos a los niños como dice Hanna Arent "por su propio bien", la docilidad como único modo de supervivencia. La sumisión máxima primero de las crías (como cuando va a buscar la vara con la que le van a pegar) y luego de la madre dejando que sus crías sean maltratadas.
ResponderEliminarLa asunción de roles adultos con todas sus consecuencias (la niña madre que protege a su hermano de la verdad para que no descubra que su papa es un mostruo abusador).
La criminalización de las actitudes de rebeldía (la destrucción de la huerta) convirtiendolas en "la causa de todos los males (ya no les da trabajo el amo).
La tortura, la culpabilidad y el castigo como modo de domesticación de las criaturas volviendo sus propios deseos contra ellos mismos (la masturbación) y haciendoles creer y confiar en los juicios adultos a pesar de ellos mismos (cuando confiesa)
La cinta blanca simboliza la hipocresía de un mundo en la que el fín (la educación) justifica los medios.
Para mi es una película actual y tremendamente realista que nos debe servir para reflexionar sobre el poder de la educación y sobre la confianza ciega que los niños ponen en nosotros los adultos y la responsabilidad que ello conlleva...