El panteón de las glorias argentinas, reales o supuestas, es más bien escaso. Incluye algunos Premio Nobel (de Ciencias: Bernardo Houssay, César Milstein y Luis Leloir; de la Paz: Carlos Saavedra Lamas y Adolfo Pérez Esquivel), figuras de la literatura universal como Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, controvertidos iconos políticos como Evita Perón y el Che Guevara, e ídolos deportivos como Juan Manuel Fangio, Alfredo di Stéfano y Diego Mardona.
Pero además, los argentinos comúnmente sacan (sacamos) a relucir los “grandes” inventos nacionales. Nuestra santísima trinidad de grandes inventos incluyen el autobús urbano, el bolígrafo y el dulce de leche (también podríamos añadir las huellas dactilares y el alambrado espino o de púas).
El dulce de leche en realidad parece que se inventó en Uruguay (cada vez que nos queremos jactar de algo, los uruguayos dicen que ellos ya lo han hecho antes. No sabemos si por sentido de la verdad o simplemente por llevar la contraria). Y lo de la birome (el boli) lo inventó un inmigrante húngaro de apellido Biró que consiguió que en Argentina le ayudaran a desarrollar su idea. Así que la cosa, en realidad, es más húngara que argentina.
En cualquier caso, es fácil apreciar que todos esos inventos sucedieron hace mucho tiempo. Y para volver a poner al país a la vanguardia de la tecnología y aportar nuevamente un invento que la historia juzgará seguramente tan relevante como la rueda o la electricidad, desde el país austral llega el Teletransporter.
Aunque a simple vista parece hecho para hombres, de existir una cosa así seguro que las que mayor provecho le sacarían serían las mujeres. En todo caso, ¡viva el ingenio nacional! (al menos el de los creativos publicitarios).
Aunque falta mucho para la navidad, aquí va un mensaje para Papá Noel: ¡Teletransporter! ¡Teletransporter!
Video en castellano
Video con subtítulos en inglés
Pero además, los argentinos comúnmente sacan (sacamos) a relucir los “grandes” inventos nacionales. Nuestra santísima trinidad de grandes inventos incluyen el autobús urbano, el bolígrafo y el dulce de leche (también podríamos añadir las huellas dactilares y el alambrado espino o de púas).
El dulce de leche en realidad parece que se inventó en Uruguay (cada vez que nos queremos jactar de algo, los uruguayos dicen que ellos ya lo han hecho antes. No sabemos si por sentido de la verdad o simplemente por llevar la contraria). Y lo de la birome (el boli) lo inventó un inmigrante húngaro de apellido Biró que consiguió que en Argentina le ayudaran a desarrollar su idea. Así que la cosa, en realidad, es más húngara que argentina.
En cualquier caso, es fácil apreciar que todos esos inventos sucedieron hace mucho tiempo. Y para volver a poner al país a la vanguardia de la tecnología y aportar nuevamente un invento que la historia juzgará seguramente tan relevante como la rueda o la electricidad, desde el país austral llega el Teletransporter.
Aunque a simple vista parece hecho para hombres, de existir una cosa así seguro que las que mayor provecho le sacarían serían las mujeres. En todo caso, ¡viva el ingenio nacional! (al menos el de los creativos publicitarios).
Aunque falta mucho para la navidad, aquí va un mensaje para Papá Noel: ¡Teletransporter! ¡Teletransporter!
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Cerveza Andes Teletransporter from Carlos Venegas Toledo on Vimeo.
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Ya lo comentamos, pero es que es GRANDE!!!
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