La barbarie y el horror en Nigeria
Desde Nigeria llegan postales del horror. El último domingo fue, desgraciadamente, otro “domingo sangriento”. Ese día por la mañana la barbarie se hizo presente en la población de Jos, ubicada al norte del país. Un grupo de hombres que cargaba consigo armas de fuego y machetes, provocó una descomunal matanza: más de 500 personas (entre ellos, muchos niños, mujeres y ancianos) fueron masacrados. Un nuevo episodio de violencia que se enmarca en un conflicto étnico-religioso entre musulmanes y católicos que tiene además raíces económicas y políticas.
En lo que terminó siendo una macabra premonición, la noche del sábado TV3 emitió Hotel Rwanda, la película protagonizada por Don Cheadle y que narra la matanza de hutus sobre tutsis, perpetrada en 1994 en Ruanda, también con armas de fuego y machetes.
Aquello derivó en un genocidio de enormes proporciones (se calculan que fueron asesinadas entre 500.000 y 1 millón de personas) ante la pasividad de Occidente. Esperemos que no se repita la historia.
"Disturbios religiosos en Nigeria" (La Vanguardia)
Censura en Valencia
El Partido Popular de Valencia se ha vuelto a cubrir de gloria. En una nueva muestra de prepotencia y miopía política, decidió de manera fulminante censurar una muestra de fotoperiodismo a poco de que ésta quedara inaugurada. El Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad (MUVIM), que depende de la Diputación de Valencia (gobernada por el PP), había anunciado para el jueves pasado la inauguración de la muestra “Fragmentos de un año”, que incluía una selección de las fotografías más destacadas tomadas durante el último año por fotógrafos de los periódicos valencianos.
Pero al diputado Máximo Caturla, que asistió al acto inaugural, no le gustaron unas cuantas de las instantáneas que colgaban de los muros del MUVIM. Casualmente, se trataba de un grupo de fotos en las que aparecen importantes figuras del PP valenciano quienes, al parecer de Caturla, no salían muy beneficiados que digamos. Seguidamente, Román de la Calle, director del MUVIM, fue conminado a retirar esas fotos. A raíz de ello, y luego de casi siete años en el cargo, De la Calle presentó el lunes por la mañana su renuncia de manera indeclinable.
Al PP el tiro le salió por la culata: colectivos de prensa, figuras de la política y del periodismo así como cientos de ciudadanos anónimos de todo el país, manifestaron su rechazo a la arrogancia del PP valenciano y expresaron su apoyo y solidaridad con De la Calle, quien se fue pronunciando una frase que lo retrata de pies a cabeza: “Sin ética no hay estética”. De la Calle, que es precisamente catedrático de Estética y Teoría de las Artes, justificó su decisión diciendo que "uno debe poder dormir tranquilo, ir con la cara alta por la calle y, sobre todo, que sus hijos estén orgullosos de uno".
En una época en que las figuras públicas que protagonizan escándalos de toda índole en lugar de renunciar se aferran a sus cargos cual náufragos a una tabla de salvación, la decisión de De la Calle no deja de sorprender. Gratamente.
"El director del Muvim dimite tras censurar la diputación las fotos sobre el caso Gürtel" (Diario Levante)
Escándalos en las Iglesias alemanas
Los casos de pederastia dentro de la iglesia católica se suceden unos tras otros y ya casi ni sorprenden. Aunque indignan, y mucho. Además de por el daño que infligen a las víctimas, molesta la doble moral, el proteccionismo y la impunidad de los culpables, y la opacidad informativa.
La última “actualización” en asuntos que mezclan sexo, sotanas y jóvenes dentro de la jerarquía católica, proviene de Alemania y salpica muy de cerca al Papa Benedicto XVI, de nombre civil Joseph Ratzinger. Su hermano Georg Ratzinger fue director del afamado Coro de la Catedral de Ratisbona entre los años 1964 y 1993. Hace pocas semanas se supo que durante 15 años (de 1958 a 1973) se sucedieron los actos de abuso sexual sobre los jóvenes integrantes de ese coro por parte de profesores de religión.
Sin embargo recién en marzo de 2010 a las autoridades eclesiásticas se les ha ocurrido que esos hechos merecen ser investigados.
De manera totalmente opuesta, y demostrando que hay que saber admitir los errores y cargar con las consecuencias, la hasta hace poco presidenta de la Iglesia Evangélica Alemana, Margot Kässmann, renunció a ese cargo luego de dar positivo en un control de alcoholemia cuando conducía.
Kässmann, que en varias oportunidades condenó públicamente la actitud de la Iglesia Católica frente a los escándalos sexuales así como sus posiciones sobre los homosexuales, el celibato o el uso de preservativos, explicó su decisión de renunciar diciendo lo siguiente: “Mi corazón me dice con toda claridad que no puedo mantenerme en el cargo con la suficiente autoridad (…). Cometí un grave error y me arrepiento de ello”.
El contraste entre las maneras de actuar es brutal. Acostumbrados como estamos a ver cómo se protege a violadores dentro de la Iglesia Católica o cómo en el terreno político y empresarial los casos de corrupción se suceden a la vista del público sin que los involucrados tengan al menos la decencia de renunciar a sus cargos, actitudes como las de Román de la Calle y Margot Kässmann (provocadas por razones muy diferentes) son merecedoras de respeto.
"Abusos continuados a niños en el coro dirigido por Georg Ratzinger" (El País)
"La obispa que bebió" (El País)
Maravilla en el Emirates
El sábado el Arsenal derrotó en su estadio por 3 a 1 al Burnley y sigue prendido en la lucha por ganar la Premier. No fue un partido brillante de los de Arsene Wenger ni de Cesc Fábregas, que se retiró a los 36 minutos del primer tiempo. Sin embargo, ese tiempo le bastó al catalán para participar de la enésima jugada de colección que nos vienen regalando los gunners esta temporada.
En el minuto 34, y ya con evidentes muestras de estar lesionado, Cesc recibió la pelota sobre el balcón del área grande, dio una vuelta sobre sí mismo para desprenderse de un marcador y cedió el cuero al francés Nasri. Con al menos cinco defensas dentro del área y prestos a lanzarse encima de Nasri, sucedió lo maravilloso: Cesc metió un pique corto a espaldas de los defensas, que no le quitaban ojo al balón; Nasri, que se ha convertido en el mejor socio del catalán, lo vio escabullirse en el área, frotó la lámpara del genio, y regaló un pase magnifico al español para que anotara el 1 a 0 parcial.
Acorralado por los defensas y sin aparentes opciones para jugar el balón, Nasri picó la pelota por encima de la cabeza de cuatro defensores que, cuando quisieron darse cuenta de adónde había ido a parar, vieron como Cesc ya festejaba y corría a abrazarse con Nasri.
A los defensas se les quedó cara de bobo, y a los que vimos la jugada, también. Si clican aquí entenderán por qué.
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Los casos de pederastia dentro de la iglesia católica se suceden unos tras otros y ya casi ni sorprenden. Aunque indignan, y mucho. Además de por el daño que infligen a las víctimas, molesta la doble moral, el proteccionismo y la impunidad de los culpables, y la opacidad informativa.
La última “actualización” en asuntos que mezclan sexo, sotanas y jóvenes dentro de la jerarquía católica, proviene de Alemania y salpica muy de cerca al Papa Benedicto XVI, de nombre civil Joseph Ratzinger. Su hermano Georg Ratzinger fue director del afamado Coro de la Catedral de Ratisbona entre los años 1964 y 1993. Hace pocas semanas se supo que durante 15 años (de 1958 a 1973) se sucedieron los actos de abuso sexual sobre los jóvenes integrantes de ese coro por parte de profesores de religión.
Sin embargo recién en marzo de 2010 a las autoridades eclesiásticas se les ha ocurrido que esos hechos merecen ser investigados.
De manera totalmente opuesta, y demostrando que hay que saber admitir los errores y cargar con las consecuencias, la hasta hace poco presidenta de la Iglesia Evangélica Alemana, Margot Kässmann, renunció a ese cargo luego de dar positivo en un control de alcoholemia cuando conducía.
Kässmann, que en varias oportunidades condenó públicamente la actitud de la Iglesia Católica frente a los escándalos sexuales así como sus posiciones sobre los homosexuales, el celibato o el uso de preservativos, explicó su decisión de renunciar diciendo lo siguiente: “Mi corazón me dice con toda claridad que no puedo mantenerme en el cargo con la suficiente autoridad (…). Cometí un grave error y me arrepiento de ello”.
El contraste entre las maneras de actuar es brutal. Acostumbrados como estamos a ver cómo se protege a violadores dentro de la Iglesia Católica o cómo en el terreno político y empresarial los casos de corrupción se suceden a la vista del público sin que los involucrados tengan al menos la decencia de renunciar a sus cargos, actitudes como las de Román de la Calle y Margot Kässmann (provocadas por razones muy diferentes) son merecedoras de respeto.
"Abusos continuados a niños en el coro dirigido por Georg Ratzinger" (El País)
"La obispa que bebió" (El País)
Maravilla en el Emirates
El sábado el Arsenal derrotó en su estadio por 3 a 1 al Burnley y sigue prendido en la lucha por ganar la Premier. No fue un partido brillante de los de Arsene Wenger ni de Cesc Fábregas, que se retiró a los 36 minutos del primer tiempo. Sin embargo, ese tiempo le bastó al catalán para participar de la enésima jugada de colección que nos vienen regalando los gunners esta temporada.
En el minuto 34, y ya con evidentes muestras de estar lesionado, Cesc recibió la pelota sobre el balcón del área grande, dio una vuelta sobre sí mismo para desprenderse de un marcador y cedió el cuero al francés Nasri. Con al menos cinco defensas dentro del área y prestos a lanzarse encima de Nasri, sucedió lo maravilloso: Cesc metió un pique corto a espaldas de los defensas, que no le quitaban ojo al balón; Nasri, que se ha convertido en el mejor socio del catalán, lo vio escabullirse en el área, frotó la lámpara del genio, y regaló un pase magnifico al español para que anotara el 1 a 0 parcial.
Acorralado por los defensas y sin aparentes opciones para jugar el balón, Nasri picó la pelota por encima de la cabeza de cuatro defensores que, cuando quisieron darse cuenta de adónde había ido a parar, vieron como Cesc ya festejaba y corría a abrazarse con Nasri.
A los defensas se les quedó cara de bobo, y a los que vimos la jugada, también. Si clican aquí entenderán por qué.
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