Objetivo: la final. Todos los equipos querrán estar el 11 de julio en el Soccer City Stadium. Sólo habrá lugar para dos.
Estamos en 2010, año de mundial de fútbol. Año, por tanto, en el que las conversaciones de una inmensa parte de la población mundial se irán centrando más y más en los asuntos balompédicos a medida que nos vayamos acercando al 11 de junio, día en que a partir de las 4 de la tarde (hora local) la pelota empezará a rodar sobre el césped del
estadio Soccer City de Johannesburgo, escenario que albergará la ceremonia inaugural y el primer partido: Sudáfrica vs.México.
De aquí en adelante, se dirán, escribirán y mostrarán (y lógicamente se verán, escucharán y leerán) cantidades abrumadoras de cosas. El
blablablá futbolístico, de por sí excesivo, febril y de creciente tendencia al paroxismo, se intensificará todavía más.
Aunque las cosas todavía parecen estar en relativa calma (en Sudamérica la gente anda ocupada con la vida veraniega; en Europa, las ligas locales y las copas continentales distraen al personal; y en la otra gran zona futbolera del planeta, estos días se entretienen con la Copa África) podemos decir, excusándonos en que el 2010 ya ha empezado, que la veda para hacer pronósticos está abierta.
Una de las cosas sin dudas más divertidas que tiene esto de los mundiales es el hacer pronósticos, auténtica tentación tanto para el entendido como para el neófito en la materia. Todos pueden apostar, cantar sus favoritos, exponer sus teorías. Jugar al oráculo, a ser una especie de Nostradamus del Fútbol, es un divertimento al alcance de todos. Lo único seguro es que los desaciertos, las decepciones y los imprevistos estarán a la orden del día.
Aunque el fútbol no es un deporte que esté del todo reñido con la lógica, es bien sabido que las cosas nunca transcurren al cien por cien por los causes esperables. Por lo tanto hacer pronósticos es un ejercicio de sana irresponsabilidad (siempre que no se apueste dinero o cosas de valor). Y, qué duda cabe, yo no pienso resistirme a la posibilidad de hacer pronósticos.
A continuación, mi lista de candidatos.
Candidatos Para mi sorpresa (y no sé si esto es buena señal o no) los favoritos que nombró hace algunas semanas Michael Platini, tótem del fútbol francés y actualmente presidente de la UEFA, son exactamente los mismos que los míos: España, Brasil e Inglaterra. Para mí son en ese orden, aunque Platini puso por delante a Brasil, seguido de la Roja y en tercer lugar a los ingleses.
Pero llegar como candidato número 1 al título es muchas veces el anuncio anticipado del fracaso. A los argentinos nos basta con recordar el mundial del 2002 (hasta ahora me cuesta creer que nos volvimos en primera vuelta y sigo sin entender cómo fue posible que Suecia aguantara el empate y no se llevará una canasta llena de goles).
España: A principios de 2008, cuando incluso en España se reían de su selección, se pedía la renuncia del técnico y los programas humorísticos de televisión se mofaban del representativo nacional, escribí diciendo que la Roja era para mí la gran candidata a ganar la Eurocopa que finalmente terminó adjudicándose de manera brillante a mediados de ese año. Cuando escribí eso también me aventuré a decir que España era candidata no sólo a la Eurocopa sino también al mundial de Sudáfrica. Y la verdad es que hasta el momento muy errado no anduve.
Brasil: Brasil siempre es Brasil. A su favor: el peso de la camiseta, grandes jugadores y la obsesión de todo un país. Si a eso le sumamos que Dunga les ha dotado de gran solidez defensiva y de que tienen un arquerazo como Julio César, la cosa pinta bien para la
verdeamarelha. Sin embargo, y aquí no hay explicación lógica, me da que no estarán a la altura. Algo en la nariz, en el olfato, me lo indica. Tal vez ese olor venga de las ganas que tengo, como argentino, de que se queden eliminados cuanto antes. Pero sea lo que sea, eso es lo que huelo.
Inglaterra: cuenta con algunos muy buenos jugadores que a nivel selección han tenido una carrera poco menos que intrascendente. Los Rooney, Terry, Gerrard, Beckam, Lampard, Agbonlahore, Walcott y compañía ni siquiera han participado en la última Eurocopa y llevan demasiado tiempo penando con su selección. Es decir, ganas de lograr algo tienen de sobra. Y además, tienen en el banquillo a Fabio Capello, uno de los máximos referentes del antifútbol que sin embargo tiene una más que contrastada capacidad de hacer equipos tremendamente competitivos y a menudo ganadores (el palmarés de Capello es sencillamente acojonante).
Desde Argentina '78 no se jugaba un mundial en pleno invierno. A los brasileños no les gusta el frío y los europeos se sienten como en casa
Los “segundones” y las posibles sorpresas
Luego vienen otras selecciones, de potencial considerable pero que, por distintos motivos, cuando faltan apenas cinco meses para el mundial todavía despiertan muchas dudas. En este grupo de, a priori, “segundones” que pueden tranquilamente hacerse con el título, pondría a Holanda, Argentina, Alemania y tal vez Costa de Marfil, aunque un poco más atrás.
Holanda: la veo un poco como a España antes de la Eurocopa de 2008: un grupo de muy buenos futbolistas, jóvenes en su mayoría pero con experiencia en las ligas europeas más fuertes, y con un ADN futbolístico por el que siento debilidad.
Argentina: tiene a Messi. Y eso es mucho, aunque no suficiente, claro. Le falta gente con buen pie en la mitad de la cancha, y una defensa en condiciones. Futbolistas con la nacionalidad argentina y condiciones más que aceptables, existen, tenemos unos cuántos. El tema, el gran asunto, el quid de toda esta cuestión es el técnico. De Maradona se puede esperar lo mejor o lo peor, y siempre tener serias posibilidades de acertar. Como el fútbol es un estado de ánimo pero también un asunto de fe, prefiero creer en el enorme ángel (decir tarro quedaría un poco grosero) que este tipo ha tenido a lo largo de su carrera. Ojalá lo siga teniendo y lo pueda transmitir al equipo, porque buena falta nos hará. (¡Llamá a Perotti, Diegote!)
Alemania: "El fútbol es un deporte que juegan once contra once y en el que siempre gana Alemania". Esto es lo que dijo Gary Lineker luego de que Inglaterra fuera eliminada por Alemania en el mundial de Italia '90. Nada ha cambiado. Nunca hay que descartar a la Mannschaft.
Costa de Marfil: Tiene a Drogba. Además de su consabida potencia y calidad, los futbolistas africanos, en general, han conseguido superar con los años y el roce internacional su gran tendón de Aquiles: la anarquía táctica. A fuerza de forjarse en las ligas europeas más exigentes, las selecciones africanas ya no cuentan sólo con grandes goleadores, sino que también han comenzado a sacar muy buenos mediocampistas y defensas, con conocimiento y buena lectura del juego. Costa de Marfil puede ser el matagigantes de este torneo aunque dependerá muchísimo de que Drogba llegue en excelente estado.
Entre los equipos que pueden dar más de un susto y hacer un destacado papel, creo que pueden estar Chile (¡vamos Bielsa, carajo!), Portugal y Estados Unidos (más atrás, Ghana y Serbia).
El invierno como cábala
Aún no he escuchado que se hable de esto, pero hay un hecho que creo que puede influir, y bastante. Por primera vez en 32 años, el mundial vuelve a jugarse en invierno. El último antecedente es el de Argentina '78, año en el que ganamos nuestro primer título. A los brasileños no les gusta el frío, y los europeos se sienten como en casa. Creo que es un factor a tener en cuenta. Yo, por mi parte, prefiero recordar que en el frío de Buenos Aires, cuando aún no había cumplido un año y Argentina vivía los peores años de su historia, ganamos nuestro primer título.
Ojalá que el invierno sudafricano nos permita repetir la victoria.
En fin, que el 11 de julio a las 20:30 se juega la final. Al final podremos ver este pronóstico (como otros tantos miles) y comprobar que no he acertado en nada, y que Honduras llegó a semifinales y Argelia se llevó la copa. O todo lo contrario.
La veda está abierta: señores y señoras, hagan sus apuestas.