11 de enero de 2010

Contra el periodismo idiota



Clásico. Este tipo de informaciones son habituales en el canal de noticas argentino Crónica TV, que es deliberadamente bizarro. Pero incluso los medios serios difunden informaciones cada vez más parecidas a estas.


Aún a riesgo de parecer cansino, vuelvo en este post a tratar asuntos periodísticos. Y esto no tiene que ver con asuntos corporativos sino de interés general. Y es que lo que cuentan -y cómo lo cuentan- periódicos, informativos de TV, revistas y sitios webs, no es un asunto baladí ni algo que deba interesar exclusivamente a los periodistas. A todo ciudadano debería preocuparle la calidad del periodismo. El alguna vez conocido como cuarto poder lamentablemente se parece cada vez más a una parcela más del entertainment donde la falta de rigor, la banalidad, la manipulación informativa y el autobombo empresarial se han vuelto los rasgos más marcados.

Para muestra un botón: como todas las mañanas, mientras desayuno antes de ir a trabajar acompaño el café mirando los informativos nacionales. Hoy, en uno de ellos, dieron como tema destacado que ayer se celebró "el día mundial sin pantalones". Y a continuación mostraron imágenes de personas, en distintas ciudades del mundo, que viajaban en metro y caminaban por la calle en calzoncillos y en bragas, sin siquiera explicar el por qué de semejante estupidez. Y eso por no hablar de otro informativo, visto hace algún tiempo, en el que cerraban la edición con las imágenes de un ratón que era capaz de hacer esquí acuático.

Imbéciles ha habido toda la vida, y si a eso le añadimos que cada vez hay más adultos con el síndrome de Peter Pan y legiones enganchadas a las videoconsolas y a Gran Hermano, es fácil deducir que la cantidad de gente idiotizada seguirá en crecimiento acelerado. Pero, con todo, eso no debería ser razón suficiente para que tales asuntos aparezcan en los informativos o en los periódicos pretendidamente serios.

Por todo esto, y porque creo que las respuestas son de interés, publico debajo una entrevista que hace un tiempo le hice a Tíscar Lara, especialista española en periodismo y análisis crítico de los medios de comunicación.


ENTREVISTA
“Los lectores deben ser exigentes y
demandar información de calidad”


La prensa escrita ya no es lo que era. Lejos de pretender idealizar el pasado, la realidad es demasiado evidente como para negar las transformaciones ocurridas en los últimos años: lo superficial, lo frívolo, lo autopromocional y lo absurdo han cobrado un protagonismo en los medios de información como nunca antes había ocurrido.

Incluso los diarios más serios y prestigiosos “informan” con grandes titulares sobre el último corte de pelo de tal o cual cantante, la mascota que acompañará a Barack Obama en la Casa Blanca, o las adicciones sexuales de éste o aquel actor.

Al mismo tiempo, las informaciones verdaderamente relevantes aparecen cada vez más reducidas, con menos contexto y un nivel de desarrollo apenas básico en numerosas ocasiones. Eso cuando directamente no están mal redactadas o llevan titulares engañosos. Y luego están el autobombo empresarial, la información interesada, los ataques a la competencia…

Competir con la televisión e Internet no es fácil, y los medios de prensa han elegido este modelo para mantenerse en el candelero. Ante esta situación se vuelve fundamental que las personas tengamos la capacidad crítica necesaria para saber cómo interpretar las noticias.

Para hablar de estos temas Miralls entrevistó a Tíscar Lara, especialista en periodismo ciudadano y análisis crítico de los medios de comunicación:

- Se dice que los índices de credibilidad de la prensa están en su peor momento. ¿Considera que es así?
- Estoy de acuerdo con esa afirmación. Los factores son múltiples, pero a grandes rasgos podríamos señalar la propia ineficacia de la prensa en su ejercicio profesional –difundiendo informaciones y documentos sin la necesaria verificación y contraste- y la creciente tendencia a la concentración mediática –que reduce la pluralidad de voces y hace desconfiar del papel independiente de la prensa como pilar imprescindible en una sociedad en democracia-.

- Incluso en los medios más prestigiosos se ha vuelto habitual encontrar artículos mal redactados, titulares engañosos y ejemplos de autobombo empresarial, así como noticias absurdas o de escaso interés informativo. ¿Es que vale todo a la hora de atraer público?
- No debería valer todo, obviamente. Lo que sucede es que nos encontramos en una economía de libre mercado y los medios se acaban justificando en los criterios económicos y olvidan –y lo que es peor, hacen que los ciudadanos olvidemos- su fundamentación como servicio público. La solución puede venir por formar ciudadanos más críticos y exigentes, que sean conscientes del papel del periodismo en la sociedad democrática y sancionen la falta de rigor y profesionalidad ignorando y denunciando en cierta forma a ese tipo de medios y prácticas tan alejadas del periodismo.

Estoy de acuerdo con la afirmación de que la
credibilidad de la prensa está en su peor momento



- En sus versiones digitales los medios de prensa escrita han comenzado a abrir canales para la participación del público. ¿No corren el riesgo de desvirtuarse, de volverse menos rigurosos y más superficiales?
- El canal utilizado y las formas de llegar y conectar con la audiencia no deberían ser excusa para que los medios de comunicación no mantengan niveles profesionales de rigor y veracidad en la publicación de información. Es cierto que existe cierto riesgo a la superficialización, pero es importante también disponer de un lector exigente que demande información de calidad.
Una mayor cercanía con los lectores no tiene por qué redundar en una disminución de la calidad o en que la agenda informativa se vea desplazada por la subjetividad de las historias personales. Pero ofrecer sólo una información a la carta del lector puede ser peligroso en cuanto que reduce sus perspectivas. Independientemente del medio y la tecnología empleada, el periodismo debe comprometerse y ofrecer lo que considera necesario e importante para ser conocido y discutido por el público.

- En un artículo usted señaló que “si se quiere un público culto y crítico, que demande calidad periodística y colabore con su producción, el medio debe orientar cómo hacerlo”.
- Yo siempre he defendido una actitud un tanto pedagógica desde los medios de comunicación: ayudar a entender cómo se elaboran las noticias y promover el pensamiento crítico entre los lectores, para que sean más exigentes y actúen como apoyo en la demanda de un periodismo de calidad. Sin embargo, no es fácil esperar una actitud tan abierta y autocrítica por parte de los medios. Y es que se da la paradoja de que la empresa periodística está especializada en indagar y desvelar información de otros pero no se siente cómoda dando explicaciones sobre sí misma.

- Aumenta el consumo de información vía Internet al tiempo que la tirada de diarios y revistas en papel va en franco descenso. ¿Se mantendrán y complementarán ambos formatos o se terminarán imponiendo las versiones digitales?
- Es muy difícil calibrar este tipo de impacto con antelación. En cualquier caso, es más sensato prever transformaciones que augurar reemplazos. La propia evolución de la sociedad y de las tecnologías nos lleva a esperar cierta tendencia a la complementariedad y a la integración de los medios sociales y los medios tradicionales, pero en ningún caso un reemplazo en sentido estricto.
El papel está todavía muy arraigado en los usos habituales del público y tardará en desaparecer. No obstante, también es cierto que la media de edad de los lectores de prensa tiende a envejecer y es necesario experimentar con otros soportes y otros lenguajes para llegar al público más joven.

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