9 de julio de 2010

Holanda y España, a un paso de la gloria


Por la gloria. Casillas alzando la Copa el día que España se consagró
campeón de Europa. El domingo los españoles buscarán levantar una copa distinta.

El próximo domingo habrá nuevo campeón mundial de fútbol. España y Holanda buscarán levantar por primera vez la preciada copa. En el caso de los holandeses, será la tercera vez que lo intenten, luego de no conseguirlo en los mundiales de Alemania 74 y Argentina 78. En ambos casos, perdieron la final ante los equipos anfitriones. Mientras que para España será la primera vez que dispute el partido final.

Aunque pueda sonar un poco temerario aventurar un resultado, como antes del partido con Alemania en semifinales, tengo la firme sensación de que España ganará el título.

Tanto la historia como la esencia del juego demuestran que en el fútbol puede pasar cualquier cosa y nada, absolutamente nada, se puede dar por seguro. Ya lo dijo el mítico periodista deportivo argentino Dante Panzeri: “El fútbol es la dinámica de lo impensado”.

Aún así, y sin dudar de los méritos y recursos del equipo oranje, pienso que los de Del Bosque conseguirán el triunfo. Y no sólo eso sino que me da que el arco, que tanto se les ha resistido a lo largo de la competición, se les abrirá un poco más a los jugadores españoles. No hay mejor escenario que una final para que aparezcan los goles que se atragantaron en otras fases.

DOS VIEJOS ACREEDORES DEL FÚTBOL

Una de las grandes verdades de este deporte, aunque tenga un tufillo a folletín y una pizca de esotérico, dice que “el fútbol paga sus deudas”. Eso sí, como ocurre con algunos países y empresas , puede tomarse largos años en saldar sus deudas. Y si no, que se lo pregunten a los alemanes, quienes luego del gol fantasma que les cobraron en contra en la final del Mundial del 66 contra los ingleses, tuvieron que esperar 44 años, hasta el partido de octavos de final de este año, para que esta vez fueran los ingleses los perjudicados por el árbitro en la eliminatoria entre ambos.

Hace mucho tiempo que Holanda debió haber conseguido su primera copa del mundo. La del 70 fue la década del fútbol holandés. En aquellos años, los de los países bajos revolucionaron el fútbol, e inauguraron la etapa moderna de este deporte.

Partiendo del Ajax de Cruyff y continuando con la selección nacional, los holandeses exhibieron una manera de entender y practicar el fútbol que los llevó a lo más alto y que enamoró a millones de personas en todo el mundo. Lo llamaron el fútbol total y con él el Ajax lo ganó todo y la selección se quedó a las puertas solamente de la gloria formal puesto que moral y emocionalmente ya se habían consagrado de manera indiscutida en el imaginario y el corazón de muchos.

Curiosamente esta manera de entender el juego, que se convirtió en toda una marca de lo holandés, hoy la representa mejor que nadie el fútbol español. La selección nacional aparece como una extensión del Barcelona de Pep Guardiola, un conjunto esencialmente holandés, representante modélico de la mentalidad que Johan Cruyff supo imprimir en la institución catalana primero como futbolista y luego como entrenador, líder espiritual y oráculo.


Maestro. Johan Cruyff es el eslabón que úne
la Holanda de ayer con la España de hoy.

Holanda ha hecho mucho por el buen fútbol. Es, junto al Brasil de México 70, el gran mito de los románticos de este deporte. En algún momento la eterna postergada conseguirá la gloria que tanto le corresponde. Y creo que en cierta forma se lo cobrará este año, pero por equipo interpuesto. El próximo domingo el deporte Rey premiará a los representantes de esta corriente futbolística. Y esos representantes, paradójicamente, no son los holandeses sino los españoles.

CHOQUE DE ESTILOS

La Holanda actual ha decidido ser "menos holandesa" y volverse más pragmática. Como en Brasil - aunque por suerte no de manera tan acentuada- también en ellos ha calado la idea de que con el jogo bonito no se ganan títulos y que más vale blindarse en defensa, jugar a la contra y aprovechar los errores del rival. La iniciativa y el fútbol champange no son su prioridad en la actualidad.

En este sentido, hasta el momento no le han ido mal las cosas. Desde que el cargo de entrenador lo asumiera Bert Van Marwijk, Holanda sólo ha conocido la victoria en los partidos oficiales. Ha ganado todos los enfrentamientos disputados en la fase de clasificación y en este mundial.

El domingo su propuesta no será muy diferente de la que mostraron ante Brasil. Presumiblemente, España se encontrará una vez más con un equipo que le cederá la iniciativa y que lo esperará atrás dispuesto a lanzar contraataques como puñales. Alemania ya intentó hacer algo parecido en semifinales y acabó llevándose un baño antológico. La diferencia es que a la contra Holanda tiene más mordiente que los dirigidos por Joachim Löw.

Pero si algo ha demostrado esta selección española es la firme convicción que tiene en su manera de entender el fútbol. El domingo saldrá a hacer el juego de siempre sabiendo que la gloria la espera y que si ha llegado hasta aquí por ese camino, no tiene sentido cambiar. En lugar de dar un paso atrás, España redoblará su apuesta.

LAS CLAVES DEL PARTIDO

La defensa holandesa no es de las más firmes del campeonato y el control del medio campo no parece estar en duda: será territorio español. Si el árbitro está atento y Van Bommel hace de Van Bommel, hay muchas posibilidades de que el ex jugador del Barcelona acabe viendo la tarjeta roja.

Por su parte España sabe que principalmente deberá controlar a Sneijder y Robben, dos viejos conocidos de los españoles. Al primero le basta con que le caiga una pelota más o menos fácil para montar de la nada y desde cualquier parte del campo una contra de manual. Y el segundo es temible en carrera, con espacios y con el balón pegado al pie. En eso recuerda mucho a Messi. Tiene una gran capacidad para arrastrar marcas, forzar faltas y un gran disparo de media distancia. Joan Capdevila tendrá una noche agitada en su lateral.

Holanda, por su parte, deberá hacer frente al fútbol coral de España. El domingo se sentirá como en los años 70 se sentían los rivales que se enfrentaban a ella. Enfrente tendrá un rival que hace un culto y un arte de la posesión y la circulación del balón.

Ojalá que salga un buen partido y, en mi caso, que España consiga un título que también se lo tiene largamente merecido por lo que el país ha hecho por este deporte y por lo que su selección hace en la actualidad.

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